Ni “clase pasiva, ni jubilados, ni tercera edad, ni gerontolescentes, ni perennials, ni viejennials, ni mayoresencia, ni tsunami gris ni tormenta demográfica”. Quienes atraviesan esta etapa de la vida son los protagonistas de La segunda mitad. Los 50 +, vivir la nueva longevidad (Aguilar), el último libro del doctor Diego Bernardini, médico y máster en gerontología.
Él prefiere llamarlos “personas mayores” y su objetivo es colaborar a pensar la longevidad desde otro punto de vista donde, incluso, se la pueda pensar de antemano. Para el especialista, “la nueva longevidad se trata de vernos saludables e independientes a lo largo del tiempo. Es una postura optimista y amable de los años por vivir. Es entender que así como cambiamos a lo largo de la vida, estos cambios en muchos aspectos pueden ser ganancias”.
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En ese sentido, el médico no se refiere sólo a una cuestión de salud, sino a una visión integral, donde los mayores de cincuenta años ya no son jóvenes “pero tampoco personas mayores a la vieja usanza”. Según la expectativa de vida actual, quienes atraviesan el medio siglo tienen por delante entre 32 y 35 años más, con lo cual, la motivación, los proyectos y el bienestar son un objetivo a perseguir, afirma el autor.
Otro punto que el especialista destaca es la actividad física, al hacer hincapié en que nunca es tarde y en que tiene beneficios múltiples que afectan tanto a la calidad como a la duración de la vida.
Los lazos y relaciones sociales, por su parte, también pisan fuerte. Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina hay cerca de 6 millones de personas mayores de 60 años en Argentina. De ellos, 1,2 millones viven solos, y de estos, 260.000 dicen sentirse solos. “Construir y tener redes sociales o vínculos de ayuda implica poder disponer de apoyo, pero también acceder a amistades y a diferentes estímulos de actividades y pertenencia social”, aclara el médico al tiempo que añade que tanto la salud física como la psicológica se benefician con esto. Hablar, reunirse o hasta escribirse con otra persona responde a la integración social. Lo contrario, la exclusión, genera sufrimiento en los adultos mayores.
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El abuelazgo es otra condición relevante para muchas personas. Según sostiene el autor, en Argentina uno de cada cuatro mayores cuida a un niño o niña de su entorno familiar. No sólo permite canalizar ilusiones y satisfacciones, sino que ayuda al acercamiento los hijos tras su salida del hogar.
Sexo en los adultos mayores
¿Y el sexo? ¿Existe para los adultos mayores? ¿Por qué sigue siendo un tabú hablar de ello? Bernardini destaca que “la sexualidad, a medida que pasan los años, va cambiando como cambia nuestro organismo, pero eso no significa que desaparezca el deseo ni el placer”. No se trata de la fórmula que pretende vender como únicos protagonistas a la penetración y el orgasmo, sino que “la sexualidad adulta es emoción y comunicación, es algo de a dos que se hace por pasión y no con presión”. Para el especialista, es importante asumir que se adquieren nuevas modalidades, se abandonan otras y cambian las frecuencias.
A modo de conclusión, Diego Bernardini propone pensar a “la segunda mitad” como una oportunidad, un desafío para hallar el bienestar y un cambio de raíz. El secreto para quienes aún no la transitan es, sobre todo, poder planearla.
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