Piedad filial: lecciones chinas para un mundo que debe pensar el lugar de los mayores

adultos mayores

En China la “Piedad filial” ya no es lo que era. El proceso de envejecer en Asia -y en China más precisamente- está muy vinculado a la idea y tradición de los cuidados provistos por los hijos hacia el padre. Es parte de la impronta religiosa que da el Confusionismo al concepto de “Piedad filial” y que trasciende para anclarse como un eje de identidad en el desarrollo del país más poblado del mundo y segunda economía mundial.

La tradición china de la presencia de personas mayores en su vida y cultura desde años es algo muy arraigado en el acervo social

Por si fuera poco, las implicancias de cara a la política pública y su vínculo con el desarrollo en una sociedad que hoy siente las consecuencias de la política del hijo único y las influencias globales de la urbanización y la migración, ha hecho que en la práctica diaria esta tradición se transformara sustancialmente.

Hoy el escenario global nos muestra una Europa envejecida pero institucionalmente consolidada con un aceptable estado de bienestar, una América Latina joven y desigual, un Sudeste Asiático pujante y superpoblado y un África relegado, olvidado y pobre. Esta arena se constituye así en un ámbito donde la observación y análisis de lo que ocurre en el país más poblado pueda ser de utilidad para el resto de las Naciones, especialmente considerando el peso de la tradición y del valor de la presencia de los mayores en la vida diaria china.

El concepto de “piedad filial” surge o se percibe como un ideal social. Sin embargo, cada día forma parte más del pasado que del presente

Hay un elemento que da para varias dimensiones de análisis: es la visita periódica a los padres, y la soledad que se deriva en los mayores cuando este hábito se diluye. Tal es el arraigo de estas cuestiones en la cultura china que en julio de 2012 hasta se aprobó una norma en la que un principio moral como es la “piedad filial” se transformó en imperativo legal.

La economía de mercado favoreció la migración interna y externa, pero la primera tiene un fuerte impacto en China donde casi dos tercios de su población habitan en medio rural. Este fenómeno migratorio de los jóvenes principalmente, originó como consecuencia un sentimiento o condición cada vez más frecuente en ese país en las personas mayores que es la soledad.

Así fue como el Estado chino dictó una normativa para otorgar un marco legal ante la falta de protección social. Como nota de color, se podrá hablar también de los nuevos 24 puntos de esta ley –entre ellos enseñar internet a los padres- y que reemplazan la antigua versión del siglo XIV de Guo Juging.

Personas mayores han existido siempre, pero la diferencia para el mundo occidental hoy es el gran número de personas que están llegando y llegarán a edades avanzadas, que será cada vez mayor

En China, la presencia cuantitativa de personas mayores siempre ha sido notable. Este aspecto cuantitativo debería ser considerado en su relación con la consecuencia de la hoy derogada “política del hijo único”. Acaso llega demasiado tarde para compensar un proceso de envejecimiento poblacional de magnitud mayúscula. China hoy posee la mayor población del mundo de personas mayores y el nivel de pobreza de este grupo las coloca en condición de vulnerabilidad respecto del promedio de la población según el Global Agewatch Index de 2015.

Por otro lado, en China el nivel de cobertura en pensiones es del 74%, y es aún menor en el entorno rural, lo que se convierte en una amenaza a la seguridad financiera del mayor.

La “piedad filial”, la economía de mercado y trasformación cultural y social influirán e impactaran fundamentalmente en la constitución familiar. Hoy no solo en China sino en el mundo las personas jóvenes deben considerar el hecho que no solo convivirán con generaciones de padres y/o abuelos, sino que, además, deberán en su mayoría proveerles de cuidado en algún momento de sus vidas.

La provisión de cuidado en personas dependientes es uno de los grandes desafíos de la protección social y la política pública en el corto plazo. Un desafío no menor

Al mismo tiempo, será un buen ejercicio para estas generaciones más jóvenes, a quienes les espera en promedio una expectativa de vida prolongada, pensar qué tipo de envejecimiento quieren y desean. Así como no es lo mismo una persona mayor que vive sus 60 o 70 años respecto de otra en sus 80 o 90, no será igual la forma en las que envejezcan quienes hoy transcurren sus 40 años de los llamados “milenials”.

La familia es un elemento que moldea el tejido social sobre el que se desarrolla una sociedad; y no es ni más ni menos que la pregunta que da origen a este escrito en cuestión: ¿Qué hacer con los viejos? Una pregunta que no solo se hacen en China sino en todo el mundo y que, por lo visto, no tiene una respuesta simple.

 

Diego Bernardini es médico, especialista en adultos mayores y envejecimiento. Es autor del espacio Mayores en Buena Vibra, y autor del libro “De Vuelta”. Su sitio.