Las sequías, las tormentas y las inundaciones, todos fenómenos relacionados con el agua, dominan la lista de catástrofes de los últimos 50 años, tanto en términos de pérdidas humanas como económicas, según un análisis exhaustivo de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
De las 10 principales catástrofes registradas durante ese periodo, las que han provocado la mayor cantidad de víctimas han sido las sequías con 650,000 muertes; seguidas por las tormentas, con 577,232; las inundaciones, con 58,700; y las temperaturas extremas, con 55,736, según el Atlas de esta agencia de la ONU sobre mortalidad y pérdidas económicas debidas a fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos entre 1970-2019.
Las inundaciones, las sequías y otras catástrofes relacionadas con el agua están aumentando a causa del cambio climático y, dado el crecimiento demográfico y la disminución de la disponibilidad de ese recurso en muchos lugares, se incrementará la cantidad de personas que sufren por esos fenómenos, advirtió la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
“Las lluvias extremas han causado inundaciones masivas en muchos países y ciudades del mundo. Millones de personas han sido desplazadas y muchas murieron. Pero no es sólo en el mundo en desarrollo donde las inundaciones han provocado grandes trastornos. Las inundaciones catastróficas en Europa también han dejado cientos de muertos y daños generalizados”, destacó Petteri Taalas, Secretario General de la OMM.
En contraste, añadió, la falta de agua sigue siendo una causa importante de preocupación para muchas naciones, especialmente en África, donde más de dos mil millones de personas viven en países con estrés hídrico y carecen de acceso a agua potable y saneamiento.
Los datos muestran que, durante este período de 50 años, los riesgos meteorológicos, climáticos e hídricos representaron el 50% de todas las catástrofes (incluidos los accidentes tecnológicos), el 45% de todas las muertes registradas y el 74% de todas las pérdidas económicas registradas a nivel mundial.
La OMM cifró en 3 600 millones a las personas sin un acceso adecuado al agua al menos un mes al año en 2018 y prevé que para 2050 esa cifra supere los 5000 millones.
El total de agua en la superficie de la tierra y en el subsuelo, lo que incluye los hielos, ha decrecido un centímetro anualmente durante los últimos veinte años y la situación empeora toda vez que sólo el 0,5% de esa agua es dulce utilizable.
Además, desde al año 2000, los desastres relacionados con las inundaciones han aumentado en un 134% en comparación con las dos décadas anteriores. La mayoría de las muertes y pérdidas económicas por inundaciones sucedieron en Asia, donde deben reforzarse los sistemas de alerta temprana.
Por otra parte, el número y la duración de las sequías se incrementaron en un 29% en el mismo periodo. La mayoría de las muertes por sequía se registran en África, lo que denota que ese continente también precisa de sistemas de alerta sólidos.
El informe afirma que para lograr el bienestar social, económico y ambiental a largo plazo es preciso lograr una gestión integrada de los recursos hídricos. Sin embargo -añade-, 107 países no están en la vía correcta para alcanzar el objetivo de gestionar de manera sostenible sus recursos hídricos para 2030.
La OMM emitió algunas recomendaciones para que los responsables de las políticas mejoren la eficacia de los servicios climáticos para el agua en todo el mundo:
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