Un regalo, un símbolo de paz, esperanza y solidaridad

Haneen Nasser es una joven fotógrafa siria de 24 años que hace apenas un mes llegó a la Argentina gracias a una visa humanitaria.

Huyó de Latakia, región ubicada sobre el Mediterráneo en el norte de Siria, donde miles y miles de personas desplazadas por la guerra civil intentan sobrevivir y escapar de los brutales, constantes y múltiples enfrentamientos entre las diversas facciones en pugna.

Gracias al encuentro en la web con Belén Nazer, una joven de La Pampa que buscaba a sus antepasados sirio-libaneses y al desinteresado esfuerzo de Belén por ayudarla, pudo llegar al pequeño pueblo pampeano de Parera donde ahora reside.

Haneen fue muy bien recibida, no sólo por la familia de Belén sino por todo el pueblo que en estas escasas semanas le acercó su solidaridad y su aliento.

 

Pero hace pocos días recibió un regalo totalmente inesperado, una verdadera caricia reparadora para su alma

Un grupo de siete jóvenes judíos que viven en Buenos Aires le enviaron una cámara fotográfica similar a la que tenía en Siria y había vendido para juntar el dinero necesario para su viaje.

Alejandro, Cora, Gabriel, Hugo, Marcos, Nurit y Uriel, tales los nombres de los autores de tan bello gesto, le enviaron un mensaje en inglés transmitiéndole el deseo de que sintiera a la Argentina como su hogar, al igual que lo habían encontrado años atrás sus abuelos y bisabuelos.

Se refieren en la carta a un país que acoge generoso a quienes desean vivir en él y lo definen como una tierra en la cual todas las religiones viven juntas en paz y armonía.

Del horror de la guerra, en el cual aún vive su familia, Haneen llegó a una tierra de inmigrantes donde los nietos y bisnietos de quienes llegaron, como ella, huyendo de las carencias y riesgos más dramáticos, muestran con actos concretos y tangibles el sentido profundo de la palabra solidaridad.

Ojalá podamos multiplicar ese mensaje de paz y esperanza para plantearlo como verdadera alternativa a los graves males que enfrenta la humanidad

Nuestro reconocimiento a Alejandro, Cora, Gabriel, Hugo, Marcos, Nurit y Uriel con quienes compartimos el deseo de que Haneen y todas las víctimas de las guerras que asolan muchos lugares del planeta, encuentren un ámbito para desarrollar su vida con pleno respeto por sus derechos y sus creencias.