Nuestro querido Papa del Fin del Mundo es, por tercera vez, uno de los candidatos a alzarse este viernes con el Premio Nobel de la Paz. Compite por ese hermoso puesto con la canciller alemana, Angela Merkel, el sacerdote eritreo Mussie Zerai y el ginecólogo congolés Denis Mukwege.
Todo indica que Francisco es el favorito. Las razones son muchas. Según su creador, Alfred Nobel, el Premio Nobel de la Paz debe distinguir a una persona que “haya hecho el mayor o el mejor trabajo por la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos y la celebración y promoción de congresos por la paz”.
En las últimas semanas, Francisco estuvo personalmente involucrado en dos de las mayores noticias a nivel internacional de los últimos años: el restablecimiento de las relaciones bilaterales entre Cuba y Estados Unidos y el acuerdo de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC en La Habana.
Además, se expresó fuertemente en favor del cuidado del medioambiente y en contra de la guerra, la discriminación y los fundamentalismos; tuvo varios gestos importante en favor de la paz en Medio Oriente; pidió por la resolución del conflicto por la salida al mar entre Chile y Bolivia desde La Paz, por los refugiados en Lampedusa y por la prohibición de las armas nucleares en la ONU; encabezó acciones importantes contra los curas pedófilos; y está liderando una modernización que empieza a abrir las puertas de la Iglesia Católica a las nuevas generaciones, a los homosexuales, a las madres solteras, a las mujeres que hicieron abortos y a las personas divorciadas.
El año pasado, el premio quedó en manos de la joven paquistaní Malala Yousafzai y el presidente de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil, el indio Kailash Satyarthi.
Hoy, Buena Vibra quiere a #FranciscoPremioNobeldelaPaz
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