Leer ha sido durante siglos el mejor modo de mantenernos intelectualmente activos. Los libros educan, dan tema de conversación, proporcionan compañía y son baratos, incluso gratis, si uno concurre a una biblioteca.
La lectura es tecnología para acceder a otros puntos de vista, como escribe Steven Pinker en “Los ángeles que llevamos dentro” y además mantiene el cerebro en forma. Durante la lectura hay “un incremento sustancial e inesperado en el flujo sanguíneo en el cerebro, más allá de las áreas responsables de la ‘función ejecutiva’, las normalmente asociadas con prestar atención a una tarea”, explica Natalie Phillips, responsable de una investigación que hizo resonancias magnéticas a gente que estaba leyendo.
El New York Times, citando varios estudios, publica un artículo en donde dice que “hay un solapamiento sustancial en las redes del cerebro que se usan para entender historias y las redes usadas para interactuar con otros individuos, en particular, las interacciones en las que intentamos entender los pensamientos y sentimientos de los demás”.
Pero gracias a las nuevas tecnologías, que tanto bien nos hacen sin ninguna duda, las formas de entretenimiento y de mantenernos ocupados durante el tiempo de ocio han ido variando. Hoy es muy sencillo encontrar buenas historias en plataformas como Netflix y redes sociales lo que hace que la gente lea cada vez menos.
Cómo volver a leer
Sin embargo, sabiendo los efectos beneficiosos que la lectura tiene en nuestro cerebro, podemos recurrir a algunas sencillas prácticas para motivarnos a leer y para propiciar momentos en los que la lectura sea posible.
En primer lugar es importante saber que definitivamente no es para nada efectivo es buscar incrementar la velocidad de la lectura para evitar usar demasiado tiempo leyendo. Por el contrario, leer es un placer que debe ser degustado lentamente. Leer es la medicina perfecta para bajar los niveles de estrés siempre y cuando se haga a conciencia y con regularidad.
Por otro lado, hay que generar entornos que nos lleven a estar en contacto con los ibros para que sea más fácil acceder inmediatamente a ellos. Patrick Allan, periodista del sitio Lifehacker, ha contado en su artículo que una buena forma de leer más libros es conseguir que hacerlo no suponga ninguna incomodidad extra.
En primera persona
“Mi primera prioridad era facilitar la lectura en general. Soy como la electricidad; Quiero tomar el camino de menor resistencia. Si hay algún obstáculo en mi camino, sólo voy a renunciar y hacer lo que sea más fácil de acceder e igualmente satisfactorio en el momento. En mi caso, eso normalmente significa encender la televisión, jugar con mi teléfono, jugar un videojuego o comer hasta que me duerma” cuenta Allan.
“Para arreglar esto, deduje de una cita que una vez escuché acerca de la piratería de software, algo así como “Para combatir la piratería, usted tiene que hacer el contenido más fácil de comprar que descargarlo ilegalmente”. Básicamente, me di cuenta de que no estaba leyendo porque había hecho difícil el hábito. Mi luz de lectura estaba en una mala posición donde no podía alcanzar cómodamente el interruptor desde mi cama. Tendría que levantarme para encenderla o apagarla”.
“Además, – continúa – mi cama era demasiado alta y contra un alféizar de la ventana, así que no podía subirme cuando no tenía ganas de sostener un libro por encima de mi cabeza. Y lo peor de todo, tenía una televisión gigante en mi habitación. ¿Por qué leer cuando puedo dormirme viendo algo sencillo cada noche?”
“Así, me cambié mi luz de lectura a un lugar mejor y conseguí un Kindle Paperwhite con una luz de fondo decente. Arreglé mi cama para que fuera cómodo sentarme y sostener un libro. Y saqué el televisor de mi habitación.” explica el escritor y periodista.
También según el mismo Allan sostiene, es conveniente llevar siempre encima un libro y aprovechar para leerlo en tiempos muertos, mientras esperamos nuestro turno en una cola, o la comida en el restaurante, etc.
Por otro lado, él recomienda no insistir con un libro que no ha logrado atraparnos. Si continuamos eso puede ir absolutamente en desmedro del placer que inconscientemente significará para nosotros el hábito de leer. Y opina que para quienes están acostumbrados a la cultura del zapping quizás sea recomendable no centrarse en la lectura de un solo libro, sino alternar entre dos o tres, de distinta temática e índole.
Lo que sea que le sirva a cada uno. Leer nos hace más abiertos y predispuestos a entender a los demás. Es algo que nos beneficia a un nivel personal pero que tiene también su impacto en un ámbito más grande, ya sea familiar o social.
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