En esta época en la que las cosas vintage están de moda, Citroën se no quiso quedarse atrás y ha recuperado este clásico vehículo para sus incondicionales.
Pero, por si acaso no son muchos, ha aprovechado la nueva corriente que demanda un crecimiento más sostenible y unos entornos más amigables para devolver al Mehari a la vida, pero con motorización eléctrica.
Fiel al origen, y sin dejar de lado la actual moda de los conductores de todo el mundo por las carrocerías SUV, ha diseñado un vehículo para cuatro personas sencillo y austero
El morro alargado y la carrocería recta y sin concesiones al confort que exhibía el primer Mehari ha sido ahora sustituido por un chasis y una estructura de plástico de ABS más elevada.
Las formas del E-Mehari son ahora más cuadradas que rectangulares. La posición de conducción está ahora más alejada del asfalto y es muy parecida a la de un todocamino.
El único elemento tecnológico moderno que equipa exteriormente es la luz de conducción diurna de Led de los nuevos C3 o C4 Cactus, que está situada en la parte alta del morro y en posición horizontal para dar una imagen más de todoterreno.
Por debajo se sitúan los faros de halógeno y los intermitentes, que quedan a la altura de la placa de la matrícula, ésta en una posición bastante elevada en comparación con un turismo. Al maletero, de 200 litros, se accede soltando los corchetes de la lona de plástico que incluye la luneta trasera.
Una vez liberada, la tapa se baja y permite acceder a un hueco en el que se puede guardar el enchufe para recargar este eléctrico compacto, la documentación del vehículo u otros objetos que no sean de gran tamaño.
El volante ha dejado de ser la dura palanca de cambios del Mehari de hace 50 años se ha sustituido por una transmisión automática de una velocidad
Se acciona mediante tres botones -D (directa), N (neutra) y R (reductora)- situados cerca del freno de mano, de accionamiento mecánico y no eléctrico.
El volante no es multifunción, pero sí pequeño y muy manejable, con lo que se maniobra fácilmente con este vehículo. No obstante dispone de la función City para que todavía el desdoblamiento de la dirección sea mayor.
El acceso a este vehículo de dos puertas es cómodo para conductor y acompañante. Los dos pasajeros de atrás deberán levantar las banquetas delanteras para poder ocupar sus asientos. Lo primero que les va a llamar la atención es que de cristal solo es el parabrisas delantero. Lo demás es de plástico para poder descapotar el coche con una climatología benigna.
Esta operación para una persona se antoja un tanto complicada en lo referido a la retirada de las dos piezas de lona que forman el techo y que van enganchadas a la carrocería mediante corchetes.
Es fácil retirar las ventanas delanteras (las puertas se quedan) o las traseras (se sacan enteras), así como la luneta trasera que es practicable
En el caso de que no se quieran desmontar las ventanas delanteras, pero se necesite ventilar el interior en marcha, éstas disponen de una cremallera que permite abrir un hueco. Otra opción es enrollarlas y recogerlas mediante clics con dos correas que hay en lo que sería el marco de las ventanillas.
En línea con esa sencillez, en el interior la única concesión a la modernidad es una pequeña pantalla digital (no es táctil) que está situada en el medio del salpicadero. En ella se puede consultar de un rápido vistazo la velocidad, la autonomía de la batería, la hora o la temperatura exterior.
Para arrancarlo y cerrar el coche, hay que pasar primero el llavero RFID delante de un lector situado en la parte baja del parabrisas delantero.
Con ello se bloquea o desbloquea el arranque y se abre o se cierra el compartimento de 78 litros del maletero donde ubicar el cargador, así como otras cosas que no se quieran dejar a la vista de los amantes de lo ajeno.
Hecho este primer paso, se introduce la llave, se pulsa D y el vehículo se pone en marcha. Si ya se ha probado otro eléctrico cerrado, se echará de menos el silencio que acompaña a una conducción con cero emisiones.
La amortiguación filtra bien las irregularidades del terreno y cuando se sale fuera de la carretera -carece de tracción 4×4, es delantera- su mayor distancia al suelo le permite hacer algunos escarceos por los caminos.
Como eléctrico que es, su conducción está enfocada al mayor ahorro posible. Además, una velocidad limitada a 110 km/h tampoco permite practicar una conducción deportiva.
Eso sí con el E-Mehari se puede salir perfectamente a carretera -tiene una autonomía de 195 km, según el ciclo NEDC-. Lo único que se requiere es paciencia con el ruido aerodinámico que se apoderará del interior y no olvidarse de cuál es su velocidad máxima, que en algunas bajadas pronunciadas podremos ver que se sitúa en los 120 km/h.
A los amantes de las marcas y etiquetas decirles que el E-Mehari es un coche hecho en Francia, que ha recibido la garantía “Origine France Garantie” y que se consigue en España por cerca de 25.000 euros lo que garantiza que no va a pasar desapercibido ni en marcha, ni cuando vaya a acceder al vehículo.
Con niños es el aliado perfecto. El interior se puede lavar con una manguera, por lo que después de un día de diversión accederán al interior sin que sus padres se asusten por cómo dejarán la tapicería.
SE desconoce si está previsto su desembarco en el mercado latinoamericano, aunque ya son cada vez más las marcas que están comenzando a planear su arribo con todos sus modelos a este continente.
Fuente: EFE Motor
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