“Son las 13 horas del viernes y Helena Torras ya ha recorrido 22 kilómetros a bordo de su patinete eléctrico”. Así inicia el reporte el diario La Vanguardia de España, en el que han decidido darle un espacio a esta forma de moverse por la ciudad.
La mencionada Helena es una empresaria barcelonesa, co-fundadora de la start-up B-wom, asegura que la vida le ha cambiado desde que el pasado 11 de enero le llegó el patinete que había encargado. “El cuentakilómetros ya marca 739” dice el informe.
Es que no solo en Barcelona, sino en toda España y en toda Europa, muchos ciudadanos han decidido en estos últimos meses cambiar su forma de moverse por la ciudad y se han subido a un artilugio que va poblando las calles de Barcelona.
Fáciles de conducir y de plegar, se están convirtiendo en la estrella de lo que se conoce como vehículos de movilidad personal (VMP)
No tienen mantenimiento, ni grasa, no se suda, se pueden meter en cualquier parte y por lo tanto se evitan los robos. Y, sobre todo, son vehículos que sostenibles cuyo uso, al igual que las bicicletas eléctricas, son parte de los nuevos planes de movilidad de los gobiernos municipales para reducir la contaminación.
“La ciudad se está llenando de opciones, el transporte es multimodal, se van probando fórmulas de desplazamiento ya que el gran enemigo es el coche y se está construyendo un nuevo modelo de urbe” señala Enrique Dans, profesor de Innovación y Tecnología para quien el cambio que se está produciendo es muy profundo.
Según relata el periódico, Helena Torras asegura que su vida ha mejorado desde que va en patinete. No dice que no a ninguna reunión y explica que cruzar la ciudad le comporta un máximo de 35 minutos. En cuanto a la seguridad, indica que el principal problema para los patinetes es que no haya agujeros en los carriles bici ya que con las ruedas pequeñas es fácil caer.
La calidad de las ruedas, según explica Xavier Oliva, director general de Urban Fun, es uno de los elementos fundamentales en la seguridad de estos vehículos, pero insiste que la mejor manera de evitar caídas es ir a una velocidad adecuada que debería rondar los 15 km/h. La potencia a elegir depende del peso del usuario y en España el precio puede oscilar de los 300 a los 2.000 euros.
Los vehículos de movilidad personal están dibujando así una forma diferente de desplazarse por la ciudad. Un momento de transición, y también de ebullición o caos en las aceras y las calzadas urbanas. Pero la apuesta de quienes se han hecho con un VMP parece irreversible. Una nueva forma de moverse por la ciudad que llegó para quedarse.