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Dinero electrónico: claves para entender una tendencia que llegó para quedarse

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Cada con vez con mayor frecuencia escuchamos hablar de “dinero electrónico”, pero mucha gente no logra entender de qué se trata, si el dinero físico desaparecerá o cómo afectará este nuevo método de pago su vida cotidiana.

Ya de por sí, el dinero es una de esas “realidades” dadas por obvias, que todos conocemos y tocamos cada día, sin reflexionar mucho sobre su simbolismo ni sobre las densas teorías económicas y financieras que subyacen al papel, moneda, cheque o cualquier otro objeto físico que lo represente. Pues bien: esto parecería complicarse aún más si el dinero deja de “verse y tocarse” y empezamos a pensar en términos virtuales o digitales y nos asomamos al concepto de “dinero electrónico”.

No es el futuro: empezó hace rato. En Dinamarca hace tres años que ya no se imprimen billetes y Suecia anunció que seguirá sus pasos. Mientras tanto, el Banco Central de Argentina explora cómo sumarse a la tendencia y ya lanzó una norma para fomentar el desarrollo de nuevas formas de pagos con el teléfono móvil. Es que el fenómeno no hará más que expandirse: cada país va ensayando regulaciones que anticipan que en más o menos años el dinero físico irá perdiendo más y más protagonismo.

El dinero electrónico o e-money es una plataforma de pagos o un sistema que permite utilizar el celular u otros dispositivos para realizar transacciones o transferencias, cargar dinero, hacer compras y consultar saldos y movimientos, entre otros servicios

Un estudio realizado por el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos asegura que el efectivo y las tarjetas deberían sustituirse definitivamente por medios de pago a través de dispositivos móviles para el año 2030. De hecho, como dijimos, en la Argentina el Banco Central ya contempla el uso del teléfono como una billetera móvil, aunque está pendiente su instrumentación y aún se desconocen los plazos de la misma.

De acuerdo con esa disposición, los bancos deberán desarrollar tres productos, y uno de ellos sería una aplicación que le permita a los usuarios realizar transferencias inmediata y de forma remota entre celulares.

“Todavía no funciona la billetera móvil como sí ocurre en otros países de la región. Tanto las operadoras de celulares como los bancos están trabajando en el tema”, explicó  Marcela Carbajo, CEO de MovilGate, empresa dedicada a desarrollos móviles.

Como ocurre en todo fenómeno nuevo, el dinero electrónico tiene muchas bondades y, en paralelo, varios problemas a resolver. Uno de los beneficios es que los comercios recibirían los fondos de manera inmediata y no a las 48 horas como ocurre en la actualidad con los sistemas de posnet. Además, se podrían ahorrar el 1,5% que abonan por cada transacción. Otro punto muy valorado por los gobiernos es que la disminución del uso de efectivo contribuye a bajar la evasión fiscal. El punto más preocupante es el temor al hackeo porque aún hay mucho que desarrollar en términos de seguridad informática.

Aún así, el presidente del Banco Central Argentino dijo que quiere trabajar en pos del desarrollo de diversas formas de pago electrónico: “Hoy vivimos con un dispositivo en el bolsillo, que es el teléfono. Debemos trabajar para lograr que la gente abra una cuenta bancaria desde su celular, o que pueda enviar dinero a sus parientes en otros países sin tener que moverse de su casa”.

 

Cómo funciona el sistema

Existen diversas formas de transmitir y recibir pagos de forma virtual. Una opción es el sistema de USSD, que es como un mensaje de texto para el usuario que lo recibe y tiene un menú que le permite hacer elecciones. Lo usan muchas veces las operadoras para sus servicios, pero no lo emplean mucho las personas comunes. La sesión es encriptada y segura en todo su recorrido.

Lo que más se impone es el NFC, que es una tecnología de cercanía que conecta a dos dispositivos y permite una lecto-escritura en ambos sentidos. A la hora de pagar, se acerca el móvil a un lector, se abre una aplicación, conocida como “cartera digital” y luego la operación se valida con la huella dactilar o con una contraseña. El smartphone manda el código para la transacción y se realiza la transferencia.

Otra alternativa son los códigos QR o las tarjetas de crédito virtual de uso único que están asociadas a una transacción específica y cuyo número cambia constantemente para que el pago sea más seguro.

El gran desafío que encara un mundo sin dinero es que la gente crea en el sistema. Lo que más preocupa al usar estas plataformas móviles es ver los datos privados en la nube a disposición de piratas informáticos

Pero más allá de las reticencias y miedos que pueda generar este sistema, lo cierto es que parece que no se detendrá y que hacia esta nueva moneda nos dirigimos, para preocupación y alerta de un sistema financiero que revela un gran retraso en términos de desarrollos de formas de pago para los tiempos que corren. O se apuran o veremos nacer, crecer y ganar a nuevos actores en un sector que exige mayor dinamismo e innovación con clarísima urgencia.

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