La empresa californiana The Joseph Company, especializada en tecnología y alimentación, acaba de lanzar un sistema con el que pretende solucionar un problema bastante habitual cuando queremos tomar algo frío y no tenemos donde ponerlo a refrigerar: “la primera lata del mundo que se enfría sola”, según asegura en su sitio web.
Se trata de una iniciativa que ha logrado un reconocimiento especial de la NASA (la agencia espacial de EE.UU.), un premio de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, por su sigla en inglés) y otro del ejército estadounidense.
La compañía estadounidense asegura que lleva dos décadas desarrollando y perfeccionando la tecnología detrás de las latas que se enfrían solas -a la que ha llamado “MicroCool”- y que el sector de las bebidas llevaba 70 años intentando crear.
Por el momento, de hecho, en al menos 15 tiendas de Estados Unidos ya se puede conseguir la lata de bebida que se enfría sola.
La lata es capaz de bajar la temperatura de la bebida hasta 30 grados en sólo 90 segundos
Aunque se compran a temperatura ambiente, cuando el envase se activa se libera una pequeña cantidad de CO2 y así empieza el proceso de enfriamiento de forma automática.
Cómo funcionan
El primer producto en adoptarlas ha sido una nueva línea de café helado llamado Fizzics Sparkling Cold Brew Coffee (café frío espumoso preparado), unas latas de café de 250 mililitros y que se enfrían al hacer girar una pequeña pieza en la base del recipiente, antes de voltearla rápidamente.
Ese gesto permite liberar dióxido de carbono (CO2) de un depósito interno, enfriando la bebida en entre 75 y 90 segundos, y haciendo disminuir su temperatura unos 16 ºC.
“Es una revolucionaria tecnología que enfría automáticamente la bebida de su elección en (apenas) un minuto, sin usar electricidad, energía o hielo”, agregaron desde la firma que desarrolla el producto.
Según informa BBC Mundo, el sistema añade 150 gramos al peso total de la lata y su precio es de US$ 4.
El impacto más allá del mercado
Se trata de un gas de tipo hidrofluorocarbono (palabra de la cual se derivan sus siglas HFC) muy negativo para el efecto invernadero y que se incorpora en la fabricación de algunos vehículos.
De acuerdo con la la ONG ambientalista Greenpeace, el HFC-134a es un gas “promovido por la industria química que, si bien no daña directamente la capa de ozono, tiene una alta incidencia en el calentamiento global”.
El HFC-134a se considera mucho más dañino que el CO2 que contiene el nuevo sistema, cuyos fabricantes definen como “seguro para el medio ambiente”.