Aunque pueda parecer que se trata del argumento de una película, el gobierno de los Estados Unidos ha publicado una Estrategia de Preparación Nacional sobre Objetos Cercanos a la Tierra, para mejorar la respuesta ante el eventual impacto contra la Tierra de una roca espacial.
Se trata de un documento que plantea una serie de procedimientos para reforzar las capacidades de detección, seguimiento y caracterización de asteroides; el desarrollo de tecnologías para la «respuesta rápida» ante una amenaza, y para la «deflexión e interrupción» de un objeto en trayectoria de colisión con la Tierra.
Es decir, estar preparados en caso de que un asteroide tenga un camino que lo llevaría a impactar con el planeta Tierra, anticipar cual sería su trayectoria y luego ir por él, para desviarlo o romperlo.
El documento fue desarrollado por el Grupo de Trabajo Interinstitucional (GTI) para Detectar y Mitigar el Impacto de Objetos Cercanos a la Tierra (NEOs) y ha sido publicado por la Oficina de Ciencia y Política Tecnológica de la Casa Blanca.
Lo que se busca es establecer protocolos para mejorar la integración de los organismos de diferentes países existentes y añadir capacidades importantes que actualmente no existen. La estrategia se basa en los esfuerzos de la NASA para caracterizar la población de NEOs, así como los recientes esfuerzos en el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) para prepararse y responder a un impacto NEO.
Esto viene a sumarse al plan AIDA (Asteroid Impact and Deflection Assessment) que fue lanzado en conjunto por las agencias espaciales de Europa y Estados Unidos quienes unirán fuerzas para tratar por primera vez de desviar un asteroide de su rumbo. Se trataría de la primera demostración real de la técnica de impacto cinético para cambiar la trayectoria de un asteroide en el espacio.
El blanco elegido para la demostración del Plan AIDA es el sistema binario de asteroides Didymos, que consiste en una roca principal de unos 800 metros de diámetro y otra secundaria, de 150 metros, que orbita a su alrededor.
La misión consta de dos naves independientes, la DART (Double Asteroid Redirection Test), de la NASA, y la AIM (Asteroid Impact Mission) de la ESA. Las dos deberán poner a prueba las tecnologías desarrolladas en ambos continentes para desviar asteroides potencialmente peligrosos.
El reciente documento dado a conocer por la Casa Blanca también habla de mejorar la modelización, predicción e integración de información sobre los NEO; del desarrollo de procedimientos de emergencia de defensa, respuesta y recuperación ante un evento de esta naturaleza, y protocolos de actuación específicos para actuación en alta mar, regiones costeras e interiores.