El número de billonarios trepó 13%, de 1.810 en 2015 a 2.043 en 2016, según la conocida lista que acaba de publicar la Revista Forbes.
La riqueza total de los “super ricos” creció nada menos que un 18% en el último año y se acerca a los ocho trillones de dólares, también un record histórico absoluto
Es la primera vez que Forbes incluye en la lista de quienes poseen más de mil millones de dólares en activos a más de 2.000 personas.
El promedio de fortuna por persona es de unos 3.750 millones de dólares. Sin embargo se advierte entre los integrantes de la Lista una estructura piramidal de concentración que, de algún modo, va en línea con la impresionante concentración de la riqueza en el mundo donde el 1% de la población acapara más del 50% de la riqueza global.
En efecto, los diez primeros poseen riquezas que van de 44.000 a 80.000 millones; para alcanzar el puesto 30 hay que tener más de 25.000 millones y a partir del puesto 70 las fortunas bajan a menos de 15.000.
El valor promedio de 3.750 millones “sólo” lo alcanzan los 475 más ricos por lo que los 1.568 restantes se tienen que conformar con montos menores. Más aún, los 1.000 “menos ricos” de los millonarios no superan los 2.000 millones.
El incremento del número de billonarios también fue el mayor en los 31 años que lleva la famosa Revista siguiendo la situación patrimonial de los más ricos.
Por países, la mayor concentración la mantienen los Estados Unidos, con 565 multimillonarios de los cuales 140 residen en California. Siguen China (319), Alemania (114), India (101) y Rusia (96).
Las cifras, por supuesto, resultan incomprensibles para el común de la gente. Dimensionar la significación de fortunas tan inmensas es realmente difícil.
Quizás sea más sencillo decir que mientras hace un año los primeros 62 del ranking poseían lo mismo que la mitad más pobre de la humanidad, con las nuevas cifras basta con los 8 primeros para hacer la misma comparación.
Quizás haya que preguntarse los motivos por los cuales las riquezas de los billonarios crecen a una tasa del 18% anual mientras son muy pocas las economías de los países que no se encuentren en crisis o recesión
También es posible que valga la pena analizar otro ranking, el de felicidad, donde no figura ninguno de los países que encabezan la lista de las mayores fortunas, en primer lugar porque un requisito esencial para una sociedad más feliz es el logro de mayor equidad y una sustancial reducción de las desigualdades extremas.
A la luz de estos datos conviene recordar un par de ideas de Thomas Piketty, planteadas en la introducción de su gran obra “El capital en el Siglo XXI”:
“Cuando la tasa de rendimiento del capital supera de modo constante la tasa de crecimiento de la producción y del ingreso —como sucedía hasta el siglo XIX y amenaza con volverse la norma en el siglo XXI—, el capitalismo produce mecánicamente desigualdades insostenibles, arbitrarias, que cuestionan de modo radical los valores meritocráticos en los que se fundamentan nuestras sociedades democráticas. Sin embargo existen medios para que la democracia y el interés general logren retomar el control del capitalismo y de los intereses privados, al tiempo que rechazan los repliegues proteccionistas y nacionalistas.”
Concluye el economista francés, basado en su muy fundada investigación sobre la desigualdad en el planeta, con una frase que debe hacernos reflexionar profundamente:
“El asunto de la distribución de la riqueza es demasiado importante como para dejarlo sólo en manos de los economistas, los sociólogos, los historiadores y demás filósofos. Atañe a todo el mundo, y más vale que así sea.”
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