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Pandemia y crisis climática: o nos integramos al planeta o el planeta nos desintegra

Carlos March plantea un enfoque conjunto de la pandemia y el cambio climático y propone que la vacuna contra el Covid 19 sea declarada bien público.

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“La crisis global que pone en riesgo la existencia de la humanidad es la crisis climática. La pandemia es una crisis global con altos impactos en una parte de la humanidad que está enmarcada en la crisis climática.”

Así lo sostiene un interesante trabajo publicado esta semana en el sitio de la Fundación Avina, una fundación cuyo fin enunciado es contribuir desde el sur planetario a la sostenibilidad global. Su autor, Carlos March, Director de Gestión del Conocimiento, es un destacado referente de la Sociedad Civil en la Argentina en la cual tiene una extensa trayectoria.

Pandemia y crisis climática

El título del artículo anuncia que “Los cambios se logran cuando las crisis globales se convierten en rupturas exponenciales”.

El planteo de March es muy claro:

La pandemia es intensa en daño y efímera en tiempo; la crisis climática es progresiva en daño y permanente en tiempo

La primera se previene con cuarentena (al menos mientras no se encuentre un tratamiento) y se cura (en la mayoría de los casos) con internación. Para el cambio climático, la prevención es la adaptación y la cura es la reparación.

Entonces, se pregunta el autor:

¿Por qué somos tan estrictos y aislamos a las personas que contagian personas y somos condescendientes con las personas que contaminan el planeta?

Como demuestran la pandemia y el cambio climático, o nos integramos al planeta o el planeta nos desintegra. Las acciones para combatir la pandemia salvan vidas, las acciones para revertir la crisis climática salvan medios de vida. Y ambas, tanto las acciones que ponen a salvo vidas como las que salvan medios de vida requieren rupturas –cambios profundos- entre lo que estamos haciendo y lo que se necesita hacer.

En otras crisis globales como la financiera del 2008, añade March, la solución fue volver al estado previo que la había generado, sin reformas estructurales ni cambios de paradigmas, sin avanzar hacia una ruptura que promoviera un mercado financiero más ético y trazable.

Con el cambio climático ocurre lo mismo, luego de 26 cumbres mundiales y pese a la contundencia de cientos de estudios aportados por la ciencia, los efectos globales que dañan el planeta no se detienen.

Por eso, expresa el artículo, la pandemia no puede ser abordada como una crisis, sino que debemos convertirla en ruptura y aquí formula una propuesta concreta y original:

Declarar la vacuna –o el tratamiento adecuado- contra el Covid 19 un bien público global, para que sea un bien al servicio de la salud pública y no un recurso comercializado en beneficio del mercado medicinal

A continuación resume cinco aspectos que vinculan a la pandemia con la crisis climática:

  1. Shock físico. Tanto la crisis climática como la pandemia son shocks físicos de la realidad. Una vez que se generan siguen leyes físicas que no responden a sentimientos humanos o poderes políticos o económicos. No es posible negociar con la física. En los shocks físicos, la ciencia precede a la política y a la voluntad de poder. La ciencia y el conocimiento deben ser incorporados a los espacios de toma de decisión de la democracia.
  2. Uso ético de la ciencia. La ciencia no resuelve la ética. El uso político de la ciencia, para enfrentar o superar un shock físico, debe orientarse a hacer posibles proyectos éticos construidos a partir del saber científico (con eje en los derechos humanos y el cuidado del planeta). Con la misma física que se hacen misiles se generan insumos para superar pandemias como el COVID19. La democracia es un proyecto ético cuando la sociedad civil incide en la definición de la calidad de vida y la institucionalidad se rige por el Estado de derecho.
  3. Crisis sistémicas, no estacionales, no lineales y regresivas. Tanto la pandemia como el cambio climático son sistémicos, sus manifestaciones y efectos se propagan a través de todo un mundo interconectado. Cambian y se transforman rápidamente. Por eso, mucho de lo que ocurre hoy no sirve para proyecciones futuras. No son lineales sino caóticos, por eso su impacto es desproporcionado y catastrófico una vez que pasa ciertos límites. La pandemia y el cambio climático son multiplicadores de riesgos dado que exacerban las vulnerabilidades, como lo estamos viendo en la salud, pero también en la economía y en el sistema democrático. Son regresivos, afectan desproporcionadamente las poblaciones vulnerables. No son cisnes negros, ambos han sido advertidos por la ciencia y en ese sentido son un fracaso internacional en materia de gestión de riesgo.
  4. Baja resiliencia en instituciones y servicios públicos. La pandemia y el cambio climático han evidenciado la baja resiliencia de las instituciones y servicios públicos. Al no considerarse las situaciones límites de vulnerabilidad, los hospitales pueden desbordar con baja disponibilidad de equipos médicos, carencia de insumos a corto plazo, etc. Lo mismo ocurre con la crisis climática donde no hay condiciones para prever, prevenir y operar en contextos hostiles de sequías, grandes migraciones, hambre o enfermedades infecciosas. El deterioro del planeta -como la mala calidad del aire en las ciudades que hace a sus habitantes más vulnerables- aumenta los riesgos de pandemias y extrema las exigencias sobre los bienes públicos. El diseño de nuevas instituciones y servicios públicos de alta resiliencia es una meta fundamental de las nuevas transformaciones democráticas.
  5. Institucionalidad global. Tanto la pandemia como la crisis climática reflejan problemas de “tragedia de los bienes comunes”, ya que las acciones individuales pueden ir en contra del bien colectivo y agotar un recurso común precioso. Ni las pandemias ni los riesgos climáticos se pueden enfrentar sin una verdadera coordinación y cooperación global que pondere y priorice los problemas que enfrenta el planeta y defina los límites éticos de las soluciones.

March resalta que las condiciones de pandemia las incrementan estados inoperantes cuando no ausentes, bienes públicos de baja calidad, funcionarios que ignoran la diferencia entre políticas de salud y planes de medicina, burocracias ineficientes, gestión de políticas públicas sin información ni conocimiento, falta de previsibilidad y prospectiva, modelos económicos de acumulación que generan millones de pobres en el mundo, dirigentes que no comprenden los problemas y dilemas de sociedades cada vez más complejas y corrupciones estructurales que se apropian de recursos públicos.

Cita al respecto al filósofo Bernardo Toro: “ninguna sociedad puede garantizar a todos sus miembros acceso a medicina de calidad, pero sí es posible para una sociedad, asegurarle a todos, el acceso a salud de calidad”.

Subraya que la insalvable inequidad social a nivel global hace imposible que medidas universales como la cuarentena puedan ser cumplidas por todos los segmentos sociales. Lo que para los sectores medios y altos es una cuarentena, para los sectores más vulnerables es hacinamiento. Lo que al primer mes de Covid 19 fue pandemia sanitaria, al segundo mes de cuarentena fue pandemia democrática y al tercer mes fue pandemia económica.

Por eso, sostiene March, es imperioso reformular la gobernabilidad y gobernanza a partir de instituciones globales y un orden jurídico internacional capaz de enfrentar problemas irremediablemente globales.

Pensando en la post pandemia se pregunta: un mundo que ha logrado convertir las oportunidades en crisis, ¿por qué podría lograr transformar una crisis en oportunidad?

La pandemia, afirma, no está en la fortaleza del virus, sino en la vulnerabilidad de la sociedad. En definitiva, nos pone frente al espejo del cambio climático y la imagen que nos devuelve del presente es la que nos proyecta al futuro:

El Covid 19 mata personas y resucita el planeta; frente a ello hay dos caminos: o nos enojamos con el espejo o cambiamos el presente.

En base a esos fundamentos, la Fundación Avina impulsa una campaña para que cuando la vacuna –o el tratamiento- contra el Covid 19 sea descubierta, se la declare inmediatamente como bien público global, de tal manera que la fórmula no pueda ser registrada bajo patentes y quede disponible para todo aquel que desee producirla y distribuirla gratuitamente y así asegurar su aplicación para todas las personas que deseen acceder a ella.

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