Federico Delgado ha demostrado, a lo largo de una extensa trayectoria, que es un Fiscal independiente y comprometido con el cumplimiento de la Ley. Un cabal servidor público que reivindica su calidad de tal.
En la extensa entrevista que le hicimos en nuestro programa radial “Al Derecho y al Revés” (martes de 19 a 20 horas por AM1220 y on line en Ecomedios), hizo declaraciones sumamente interesantes que ratifican esa imagen, construida mediante una actuación que no diferencia según quien sea el acusado, su poder político o económico ni si es o no parte del gobierno de turno.
El Fiscal denuncia ser perseguido por su obrar comprometido con el esclarecimiento de la verdad
Justamente por ese motivo, una petición hecha en el conocido sitio Change.org, acumula más de 10.000 firmas con la consigna: “Dejen trabajar al Fiscal Delgado”. Suma la tuya firmando aquí.
Como suele ocurrirles a quienes enfrentan a las estructuras permanentes y enfrentan a la corrupción, Delgado confiesa sentirse por momentos en soledad. Como lo hiciera en su reciente visita al país Deltan Dallagnol, el Fiscal General de la causa del Lava Jato en Brasil, destaca la importancia decisiva de la participación de la sociedad para revertir un mal que causa enormes daños a las instituciones y priva al Estado de inmensos recursos necesarios para cumplir con sus obligaciones.
Su reciente libro, “IN JUSTICIA”, es de necesaria lectura para quienes están interesados en cambiar de raíz una situación que ha llevado al Poder Judicial a tener la peor imagen de todas las instituciones de nuestra sociedad, en general fuertemente deterioradas ante la opinión pública.
Resumimos algunos de sus principales conceptos y te invitamos a ver el reportaje completo aquí:
- Tenemos el peor desafío que puede tener un sistema judicial: la credibilidad. A la Justicia no le cree la sociedad.
- Trabajar en Tribunales siempre tuvo que ver con la noción del servicio público. Hay que recuperar la idea de trabajar para los demás, para el conjunto. Concentrar las energías físicas y espirituales en servir a los demás.
- La fragilidad y falta de medios con que trabaja la justicia se refleja claramente, por ejemplo, en el caso del secuestro del padre de Carlos Tévez, donde el helicóptero de la policía no tenía combustible o no hubo medios aptos para perseguir a los secuestradores (que escapaban en un auto sencillo de gama media) después de pagado el rescate.
Para los fiscales que actúan con independencia son momentos difíciles. Se están naturalizando mecanismos de coacción cuyo objeto es apretar, disciplinar, amenazar. Estamos trabajando en condiciones institucionales muy frágiles
- Soy víctima de una causa inventada. He sido llamado a declaración indagatoria por un hecho que no existió. Uno de los imputados en la investigación por la muerte de cinco chicos por sobredosis de drogas en Time Warp, uno de los imputados me imputa haber violado el secreto del sumario; está probado que nada de eso sucedió y, pese a eso y a que el Fiscal del caso dijo que no había motivo para investigar, el Juez siguió adelante con esa denuncia.
- La Argentina tiene un problema grave de debilidad institucional. Eso hace que la Justicia, como las demás instituciones, sean muy porosas a intereses privados y no juegue el rol que la Constitución le asigna sino que juegue a la política en lugar de controlar el juego de la política.
La Justicia es tolerante con los gobiernos de turno y después, cuando pierden el poder, es feroz con ellos
- Esto no tiene que ver con una cuestión ideológica. Un ejemplo son las denuncias de Elisa Carrió contra Kirchner y De Vido hechas en 2008 y respecto de las cuales los pronunciamientos llegaron en 2015/2016. ¿Qué pasó en ese tiempo? Las pruebas eran las mismas: no hay otra explicación que la política.
- Pontaquarto confesó cómo, cuándo, dónde y porqué el Poder Ejecutivo sobornó, con dinero de los servicios de inteligencia, a algunos senadores radicales y peronistas para sancionar una Ley. Se probaron los dichos de Pontaquarto, cerraba todo y se elevó la causa a juicio. Pasaron casi 10 años y la causa fue absuelta, los jueces del Tribunal Oral dijeron “sabe qué, no le creemos”.
El juicio de Once tuvo algo que no tuvieron otros casos: la apropiación social de esos hechos. Cuando la gente está presente, averigua y pone luz pública la Justicia trabaja de otro modo
- Brasil tuvo un quiebre con eso en el Lava Jato. En la causa de Once se terminó la instrucción y se mandó a juicio oral en un año y medio. Declararon más de 100 testigos y en menos de tres años el juicio estuvo terminado con condena. Después demoró dos años la sentencia de Casación y si uno piensa fue cuando bajó la apropiación social del tema. Eso demuestra que se puede.
- Faltan incentivos para trabajar. Lo que me están haciendo a mí es un claro incentivo para mostrar que no está bueno trabajar. No hay premios ni castigos. Los fiscales y jueces nos rendimos cuentas. Nadie nos pregunta cuántas causas hiciste este año, porqué tardaste tanto. Al fin de cuentas es lo mismo el que trabaja que el que no y eso no está bueno.
- Contar con policía judicial es básico. Hoy la lealtad de la policía se desdobla, debe ser leal al Juez y al Ejecutivo al mismo tiempo.
- No tengo interés en ser Juez o Camarista. Vivo muy bien con el salario que tengo, soy un abogado de la sociedad que está muy bien pago.
- Jueces y Fiscales desde el momento que no tenemos obligación de seguir capacitándonos no podemos estar bien capacitados. Hay un grave problema tecnológico. Trabajamos con fax, con telegramas, con cédulas, no tenemos wifi. Un Juez para emitir una orden de allanamiento no puede mandar un mensaje de voz por el celular, tiene que escribir una orden y si está mal escrita, que a veces pasa, la policía tiene que volver para que la escriba y firme de nuevo el Juez, no puede mandarle una foto por whatsApp ni un mensaje de voz. Hay problemas brutales de tecnología, hay que acercarse al siglo XXI. Hay una burocratización que termina matando a la Justicia.
- Garantistas somos todos, hasta los que dicen que no lo son, porque nadie quiere que el Estado o el poderoso lo aplaste y queremos ser juzgados con reglas claras. Se ha exacerbado el uso de las garantías constitucionales para construir impunidad o injusticia. A eso lo llamo garantismo bobo.
- Alejandro Drucaroff Aguiar es abogado, especialista en ética pública. Escribe columnas en Derecho & Revés, en Buena Vibra, y en otro medios.