Argentina declaró su independencia un 9 de Julio de 1816 en San Miguel de Tucumán. Esta fecha simboliza el nacimiento de nuestro país y dibuja nuestra Carta Natal sugiriendo el mapa del cielo donde se va activando la melodía de nuestro destino.
La Argentina ha cumplido 205 años, somos un país muy joven, podemos pensarnos como una nación adolescente y que “adolece”. Hablamos de un tiempo de intenso crecimiento y grandes oportunidades de maduración.
Interpretar una carta natal es complejo y se podrían escribir varias hojas sobre Argentina y sus posibilidades astrológicas. Aquí haremos una evaluación sintética y para que pueda ser entendida por el público en general, por aquellos que desconocen la terminología astrológica, lo primero será entender la carta natal de base a través de los signos de su Luna, su Sol y su Ascendente.
La carta natal de Argentina
Argentina tiene Luna en Capricornio, la Luna en la carta natal de un país simboliza la vivencia emocional más primitiva, la identidad del pueblo y aquello que se afectiviza y da seguridad a los ciudadanos. Nuestra Luna en Capricornio simboliza a un pueblo que se ha acostumbrado a la escasez y a la austeridad, que se adapta a situaciones extremas y se refugia en el lamento o en el reclamo a autoridades a quienes les proyecta excesivo poder y les reclama que solucionen sus carencias. También nos otorga el talento de “arreglarnos con poco” y salir adelante ante circunstancias extremas.
El Sol de Argentina está en Cáncer. El Sol es aquello que conocemos como “el signo zodiacal” y en la carta natal de un país simboliza la identidad madura, la personalidad con la que se lo reconoce el mundo y también al lugar que ocupan nuestras figuras solares, nuestros gobernantes. Esta identidad canceriana sugiere una genuina sensibilidad. El agua canceriana nos conecta con los talentos de ser un pueblo receptivo, amoroso y solidario; como también con la necesidad de tener líderes carismáticos a quienes admirar.
El tercer factor importante es el signo del Ascendente pues sugiere el destino: nuestro país tiene Ascendente en Libra. Libra indica un camino de vida asociado a la vincularidad, es un signo de aire que propone aprender a relacionarnos, a reconocernos como una nación que se enriquece cada vez que sabe incorporar al otro diferente, – tanto entre partidos internos como en la negociación con otras naciones-. Nuestro destino como país sugiere una apertura antes que un cierre y propone animarnos a desarrollar la capacidad de negociación e intercambio.
En el período de los años 2015/2016- la carta natal de Argentina atravesó una etapa de profunda liberación y reciclaje ya que Urano – el planeta de la libertad, la igualdad y la fraternidad- estuvo movilizando puntos muy sensibles de la carta. Atravesamos tránsitos o movimientos astrológicos similares a los del período abarcado en los años 1978-83 cuando Plutón también movilizó a la luna y al sol de nuestra carta y padecimos las peores situaciones de guerras internas, abusos y desaparecidos culminando en la desgraciada guerra de Malvinas-.
Fue a partir de la Guerra de Malvinas el desafío de resurrección como nación tuvo que ver con liberarnos del terrible pensamiento de que los Gobiernos Militares eran la solución para nuestros problemas y nos animamos a comprometernos en el camino de una democracia sostenida y estable. Estos tiempos sugieren también la mirada y la participación de un pueblo mucho más activo con la democracia, la gente común deberíamos estar más comprometidos y convertirnos en observadores responsables de las acciones de nuestros gobernantes.
Recordemos siempre que Argentina tiene un destino, un aprendizaje que va a estar siempre ligado a su ascendente que es en Libra. Nuestro destino tiene que ver con la vincularidad, con abrirnos a los otros, aprender a VINCULARNOS de manera nivelada con otros. Se podría decir que Argentina todavía adolece de un aprendizaje de vínculo, todavía somos un país adolescente. Este periodo de tránsitos de Plutón al Sol canceriano y a la Luna capricorniana, es un tiempo de curación, como cuando uno tuvo una herida y la tapo mucho tiempo y se empezó a formar algo nocivo, se empezó a pudrir. Ahora hemos destapando esa herida y empieza a salir todo lo que estaba. Pero todavía estamos en el tiempo en que sale lo nocivo y puede dar la sensación de que nunca se limpiara del todo, que nunca podremos salir. Cuando a uno está saliendo toda la podredumbre de una herida en principio uno se asusta y piensa que va a perder el brazo, la sensación de miedo es genuina, es real. Sería sano pensar estos tiempos como parte de un proceso.
Las figuras monárquicas y de claro liderazgo que los Argentinos tendemos a buscar no están apareciendo con claridad. Pareciera que no hay alguien que la tenga súper clara, no hay un salvador… A los argentinos nos gusta tener esas figuras matriarcales o patriarcales que nos resuelvan los problemas y nos hechicen y nos prometan cosas. En estos tiempos no podemos proyectar en nadie ese hechizo de salvador. Y esto es una muy buena noticia, porque nos obliga a resolver nuestros líos por nosotros mismos.
¿Podremos ahora aprovechar la oportunidad que estos profundos cambios nos traen? ¿Podremos en este nuevo período de profunda purificación y renacimiento desarrollar la madurez para superar estos complejos tiempos y convocarnos a un verdadero renacimiento de la patria con dirigentes al servicio de la Nación?
¿Nos animaremos a semejante desafío sin tener que pagar excesivos costos?