Flaubert decía que “la única forma de tolerar la existencia es perderse en la literatura como en una orgía perpetua”. Pero ahora resulta que la lectura no sólo nos ayuda a tolerar la existencia, sino que además la prolonga.
Así es, queridos ratones de biblioteca: un nuevo estudio ha revelado que los que lean por lo menos 30 minutos cada día tienen más probabilidades de disfrutar de una vida más larga.
Basado en un estudio efectuado entre 3.635 personas y que se desarrolló durante 50 años (en algunos casos más todavía), se llegó a la conclusión que aquellos que han pasado tiempo enfrascados en un libro han sobrevivido casi dos años más en promedio que aquellos que no lo hicieron. Para decirlo de otra manera, un lector tiene “23 meses de ventaja en la supervivencia”, según escriben los investigadores.
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Los resultados, publicados por un equipo de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Yale, no solo mostraron que las personas que leen pueden vivir más tiempo, sino además que sólo 3,5 horas a la semana son suficientes para hacer una diferencia entre lectores y no lectores en este sentido.
Los investigadores de Harvard sugieren que el proceso lento y envolvente de introducirse profundamente en un libro crea un efecto de “compromiso cognitivo”, algo que está respaldado por investigaciones previas de la Universidad de Emory en Atlanta, en las cuales se encontró que la lectura de una novela estimula y fortalece las regiones de procesamiento de lenguajes en el cerebro.
En otras palabras, es posible que la lectura, aún la que sirve para distraernos, ejercite el cerebro de la misma manera que una sesión de gimnasia ejercita el cuerpo.
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Los investigadores sugieren que la lectura de ficción también podría aumentar los sentimientos de empatía, la consolidación de nuestras conexiones con las personas y el mundo que nos rodea.
Curiosamente, el estudio encontró que la lectura de libros es mucho más probable que aumente la esperanza de vida de una persona que la lectura de periódicos o revistas.
“Este efecto es probable porque los libros requieren que el lector se involucre más activamente, lo que puede proporcionar beneficio cognitivo, y por lo tanto aumentar la esperanza de vida”, dijo Avni Bavishi, uno de los investigadores que llevó adelante este estudio.
Las personas incluidas en la muestra para el estudio fueron divididos en tres grupos: los que no leen en absoluto, los que leen hasta 3,5 horas a la semana, y los que leen durante más de 3,5 horas a la semana.
Teniendo en cuenta factores como el género, la raza, el status socio económico y la educación, después de los primeros 12 años, los investigadores encontraron que los del grupo de ‘más de 3,5 horas” fueron “un 23 por ciento menos propensos a morir durante ese período de tiempo”. Los del grupo de “hasta 3,5 horas” tenían 17 por ciento menos de posibilidades de morir que aquellos que no leyeron en absoluto, de acuerdo a las cifras de defunciones hasta ese momento.
Los investigadores ahora analizar si existen diferencias apreciables entre la lectura de ficción y la de no ficción, y de si el uso de los libros electrónicos y audiolibros es tan beneficioso como la lectura de novelas en papel tradicionales.
Un estudio de 2003 encontró que la lectura regular mantiene el cerebro activo y podría ayudar a mantener a raya ciertos aspectos vinculados a procesos de demencia, mientras que las investigaciones llevadas a cabo a partir de 2009 mostraron que la lectura también reduce los niveles de estrés.
Aunque se necesita más investigación antes de aventurarse en resultados contundentes se puede concluir ya que es nuestro amor por los libros nos ayuda en más de un sentido. Inclusive en algunos que no sospechábamos hasta hoy.
Ya lo dijo el genial escritor español Miguel de Cervantes Saavedra, “El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”.