El horror de la violencia de género se agrava cuando la Justicia se ensaña con la víctima, tal como surge de una noticia que causó esta semana un escándalo inédito en España.
Una mujer denunció haber sido maltratada en forma habitual, física y psíquicamente, lo que incluía dos agresiones sexuales. Pidió una orden de protección y acudió a declarar ante el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de la ciudad de Vitoria, capital de la Provincia de Alava en el País Vasco.
Luego de esperar cuatro horas para que le recibieran la declaración, pese a encontrarse embarazada de cuatro meses, la jueza actuante, no sólo la interpeló con dureza sino que le preguntó si se había resistido a las agresiones.
Textualmente le habría preguntado: “¿cerró bien las piernas, cerró toda la parte de los órganos femeninos?”
Los hechos narrados surgen de la denuncia que una Asociación defensora de los derechos de la mujer efectuó ante el Consejo General del Poder Judicial, pidiendo, por esos y otros hechos similares, la suspensión o el apartamiento de la magistrada