Muchos son los motivos por los que una persona puede decidir mudarse de un territorio a otro: búsqueda de oportunidades, mejoras en la estabilidad personal, dificultades en el país de nacimiento, y esto trae aparejado un conjunto de elementos que es importante tener en cuenta.
El hecho de irte de tu país y, quizás, de tu zona de confort, puede tener como resultado una gran dificultad para adaptarte al nuevo lugar: ya sea por extrañar, por sentir culpa, tristeza, soledad y una sensación de vacío y desánimo.
Es por eso que es importante tener en cuenta estos 3 aspectos antes y durante la emigración
Conocerte a vos mismo/a
La autoconciencia es el punto clave para sobreponerse y ser exitoso ante cualquier situación. Lisa y llanamente es reconocer qué se está sintiendo en el momento: ya sea alegría, tristeza, culpa, etc. y cuál es el motivo de esta emoción.
El hecho de conocerte a vos mismo/a hará más fácil la readaptación social en el nuevo contexto. Además comprender y sentir lo que te está pasando permitirá que tengas un manejo adecuado de tus emociones.
¡Atención! Es normal que aparezcan sentimientos de soledad, debido al distanciamiento físico de familiares y amigos. Pero también la soledad aparece cuando extrañamos sitios de costumbre. En estos casos es común tener sentimientos de nostalgia.
Identificar estos sentimientos hará que se mantengan en un tiempo menor, preguntas como: ¿qué estoy sintiendo y que motivo tengo para sentirlo? ¿Qué es lo que siento que me hace falta? ¿Qué puedo hacer para mejorar mi estado de ánimo? te harán llegar más rápido a la solución.
Abrirse y disfrutar de lo nuevo
En esta fase lo más importante es ser flexible e intentar adaptarse al nuevo ambiente: usar nueva vestimenta, hacer nuevas actividades, probar nuevas cosas e intentar adaptar todo a tus valores y personalidad. A esto se lo conoce como fase de fusión entre el yo y el ambiente.
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Una segunda etapa es la fase de diferenciación. Es normal que aparezcan sentimientos y ganas de diferenciarte con la nueva sociedad, ya que el hecho de convertirte en algo homogéneo dentro de un nuevo país es uno de los retos más importantes que tienen todas las personas que emigran.
La tercera fase es una de las más difíciles porque aparece una vez que hayamos conseguido un lugar para sentirnos cómodos y plenos de confianza, ya sea un trabajo que nos guste, un deporte que nos divierte o un sitio en el que nos atraiga pasar el tiempo. Lo positivo de esta fase es que traerá consigo una suba en la autoestima y el desarrollo personal.
Pensar de manera positiva
Cómo percibamos las cosas nuevas que nos encontremos afectarán de manera positiva o negativa nuestra experiencia en el nuevo país. El pensamiento positivo ofrece poder mejorar y situarnos en el éxito de nuestros planes con mayor facilidad.
Pensar positivamente es evaluar objetivamente la realidad siendo capaces de encontrar soluciones y alternativas distintas a cada reto. Esto no significa no tener malos momentos en nuestro nuevo país, sino llevar la atención a los beneficios, a las enseñanzas y aprendizajes de cada situación.
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Mirar todo con buenos ojos permite el acercamiento a la motivación, favorece a la predisposición de tomar decisiones adecuadas y, en general, lleva a una actitud conveniente ante el nuevo cambio. Con esta visión todos los obstáculos serán oportunidades para mejorar.
La migración es un reto que pocas personas se atreven a tomar, un riesgo que pocos se animan a correr. Es por eso que quienes se aventuran a vivir una experiencia como esta deben estar dispuestos a adquirir habilidades y capacidades como para salir airoso de la experiencia.
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