La lactancia materna brinda una enorme, y aún no totalmente comprendida, cantidad de factores que promueven el crecimiento y la maduración de los mecanismos de defensa del organismo, lo que redunda en un mejor desarrollo de las estructuras y funciones relacionadas con la respiración de los niños.
Llevando un orden cronológico a partir del nacimiento, el primer efecto es la disminución del riesgo de muerte súbita infantil. La muerte súbita infantil es la principal causa de muerte infantil en las comunidades en que están controladas las patologías infecciosas.
Según un informe de la Sociedad Argentina de Pediatría, la lactancia materna reduce en un 50% el riesgo de hospitalización y muerte por enfermedades respiratorias. Es importante agregar que, en neonatos y lactantes, disminuye el riesgo de desarrollo de bronquiolitis (infecciones virales) y neumonía (infecciones bacterianas), y disminuye también la severidad de estos cuadros en los niños que los presentan, habiendo sido amamantados durante los primeros seis meses de vida. Este efecto se manifiesta también en los prematuros, que son proclives a cuadros de mayor severidad.
La lactancia materna reduce en un 50% el riesgo de hospitalización y muerte por enfermedades respiratorias
Considerando la inexistencia de vacunas para la mayoría de las enfermedades mencionadas, la promoción de la lactancia materna, sumada al control del tabaquismo, aparecen como los principales elementos de prevención de las infecciones respiratorias en el primer año de vida.
En etapas más tardías del desarrollo, la lactancia se asocia con un mayor crecimiento de los pulmones y las vías respiratorias, y esto se mantiene aún en niños que presentan rasgos hereditarios para enfermedades respiratorias como el asma. Incluso en niños con una patología respiratoria crónica severa, como la fibrosis quística, la lactancia materna disminuye el número de infecciones en su evolución.
En relación a las enfermedades alérgicas, se ha mostrado un efecto preventivo en el desarrollo de eczema, conjuntivitis, y rinitis, aunque todavía no está del todo definido este efecto a nivel bronquial.
La lactancia materna, además de los beneficios relacionados con la promoción del vínculo madre-hijo y la interacción entre ambos es la más efectiva, natural, sencilla, y económica forma de prevención y disminución de la severidad de las enfermedades respiratorias más frecuentes en la niñez.
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