Crianza

Lactancia materna: beneficios al por mayor para la mujer, el bebé y la sociedad toda

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Son múltiples los beneficios de la Lactancia Materna tanto para la madre como para el recién nacido y hasta para la misma sociedad. Una mamá que amamanta favorece el restablecimiento del vínculo madre-hijo; refuerza la autoestima; tiene menor sangrado en el postparto y, por consiguiente, menor riesgo de padecer anemias; menor riesgo de padecer cáncer ginecológico; menor depresión post parto; mejor y más rápida recuperación física.

Asímismo, los beneficios de la Lactancia Materna para el Recién Nacido son entre otros, los siguientes:

  • Mejor desarrollo psicomotor, emocional y social.
  • Desarrollo de una personalidad más segura e independient
  • Menor incidencia de sepsis y enterocolitis
  • Menor incidencia de desnutrición infantil, de muerte súbita del lactante, de alergias respiratorias y digestivas
  • Mejor reacción a las vacunas y mayor capacidad para defenderse más rápidamente de las enfermedades.

Y, para la Sociedad, la perspectiva de una comunidad más sana en el futuro; menor gasto en atención de patologías y la posibilidad de reorientar fondos de Salud Publica hacia la prevención primaria; mayor productividad al disminuir el ausentismo laboral de la madre; menor gasto en la adquisición de leches artificiales; contribución al equilibrio ecológico y lo más importante, la diminución de la morbi-mortalidad.

Ya cuando la mujer está embaraza, es importante que se la prepare y se la informe sobre estas virtudes de la leche materna, sobre los cuidados de los pechos y que solo necesitan aire, leche, agua y sol.

Hay una increíble transformación por la que pasa la leche humana desde la hora cero de la lactancia hasta el destete: todo el cuerpo se pone en función del bebé y sus necesidades

La evolución de la leche materna

Hay una increíble transformación por la que pasa la leche humana desde la hora cero de la lactancia hasta el destete… Comenzando con escasas cantidades de calostro, que por ser escasas no quiere decir que no sea importante. Es una secreción espesa y amarillenta cuyo volumen no supera los 30 ml diarios y que contiene anticuerpos que protegen contra virus y bacterias. Además, facilita el establecimiento de la flora bífida en el tracto digestivo y la expulsión de meconio.

Luego, aparece la Leche de Transición, caracterizada por ir cambiando su composición gradualmente, incorporando lactosa, grasas y calorías totales hasta los siete a diez días post nacimiento.

Por último, la tan ansiada Leche Madura, con su gran cantidad de proteínas específicas no encontradas en leches de otras especies. Una de ellas, la Caseína, forma un coágulo de leche más blando y digerible, generando que el vaciamiento gástrico sea de una hora y media, de ahí la necesidad del recién nacido de alimentarse más frecuentemente. Dentro de los Hidratos de Carbono de la Leche Materna se encuentra la Lactosa cuya principal función es el aporte de energía además de ser específica para el crecimiento del Recién Nacido facilitando la absorción de Calcio, por ejemplo.

Con respecto a las Grasas de la leche humana, sabemos que es el componente más variable: va aumentando durante el día y también durante una misma toma siendo un mecanismo de regulación de la ingesta al producir saciedad. El crecimiento y la maduración del Sistema Nervioso Central del Recién Nacido se le atribuyen a los Ácidos Grasos de la Leche Materna. El resto: Minerales, Vitaminas y Factores Anti infecciosos hacen que la Leche Materna sea única e irrepetible para cada madre y su Recién Nacido.

La lactancia es un acto que requiere de mucha paciencia y de mucho acompañamiento. No solo de la pareja sino también del resto de la familia

La lactancia es un acto que requiere de mucha paciencia y de mucho acompañamiento. No solo de la pareja sino también del resto de la familia. No es raro encontrar abuelas, tías y amigas que interfieren en este proceso contando sus malas experiencias con la teta o lo que es peor aún, idolatrando la mamadera y la leche de fórmula. Lamentablemente, venimos de generaciones alimentadas con biberones y nos han hecho creer que cuanto más gordito, más sano…

También nos han metido en la cabeza que si el bebé llora es de hambre y que el tiempo prudencial entre una toma y otra es de 3 horas…Y así un sinfín de mitos que han hecho bajar los brazos a la nueva madre que, ya de por sí, por su condición de mujer, tiene que hacer bien su rol reproductivo y de crianza.

Ojalá llegáramos al mundo con un manual de instrucciones de cómo ser “buena” madre y de cómo enfrentar los miedos e incertidumbres de estos primeros tiempos de nuestros hijos. Ojalá llegue un momento en la vida en que no persigamos tanto a la mujer para que sea perfecta a la hora de criar. Ojalá entendamos de a poco que tan solo con amor, paciencia y acompañamiento tendremos buenos resultados a la hora de la Lactancia. Debemos aprender a respetar los tiempos y necesidades de los recién nacidos, sabiendo que dentro de las 2 primeras horas de vida si lo colocamos sobre el pecho materno, él solo y por medio de sus reflejos de búsqueda y succión, llegará a reconocer la mamá y comenzar a alimentarse.

Debemos aprender que cada bebé es único, que tiene sus propias demandas y necesidades y que le hará muy bien estar en el pecho materno, cerquita de ese corazón que latió para y por él durante los nueves meses.

 

Fuentes: Andrea Karina Casanovas, Obstétrica y Ana Carla Falabella, Ginecóloga de la Fundación FEMEBA

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