Los niños son más inteligentes si estudian cerca de espacios verdes

No es igual aprender con o sin espacios verdes alrededor. No es lo mismo. Según un estudio español, los niños escolarizados en colegios con parques alrededor o árboles en el patio tienen mejor desarrollo cognitivo que aquellos que carecen de zonas con vegetación.

Lo revela una investigación del Programa Contaminación Atmosférica del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL). “Es la primera vez que se demuestra tal asociación en el mundo”, subraya Mark Nieuwenhuijsen, coordinador del trabajo.

Los investigadores realizaron durante un año cuatro pruebas de memoria cognitiva a casi 2.600 niños de primaria de varios colegios de Barcelona, con edades comprendidas entre los siete y los 10 años. Y las pruebas cognitivas mostraron mejores resultados en colegios con parques. “Hemos observado que, con zonas verdes, el desarrollo cognitivo mejora un 5%, un porcentaje muy significativo”, dice Nieuwenhuijsen.

Se observan puntuaciones mayores en la “capacidad mental para manipular de forma continua y actualizar las facultades de información conocidas como memoria del trabajo y memoria del trabajo superior, respectivamente”. Es decir, la rapidez con la que el cerebro procesa información sencilla y compleja.

En las escuelas con verde, los autores también hallaron una reducción de la falta de atención, “independientemente de la etnia, la educación de la madre y el empleo de los padres”.

Cada incremento del rango intercuartil de verdor total circundante estaba vinculado con un aumento del 5% en la memoria del trabajo, un incremento del 6% en la memoria del trabajo superior y una reducción del 1% en la falta de atención.

Según Nieuwenhuijsen, una parte de esta influencia de la naturaleza se explica con la disminución de contaminación del aire relacionada con el tráfico, que “representa entre el 20% y el 65% de las asociaciones estimadas entre los espacios verdes y el desarrollo cognitivo”.

Los espacios verdes tienen numerosos beneficios. Según Nieuwenhuijsen, incitan a la “actividad física, promueven el contacto social, ayudan a reducir el estrés… Cuando miras un parque el cerebro se relaja y esto influye en él”. También influyen en el comportamiento de los niños: por ejemplo, ayudan a compartir más.

Cada vez queda más claro que los parques, además de reducir la mortalidad cardiovascular, mejorar la salud mental, reducir los síntomas depresivos y el estrés o de tener un efecto positivo en el peso del bebé al nacer, también dejan huella en el cerebro y ayudan a los niños a desarrollar su intelecto.

 

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