Las madres que favorecen la curiosidad y los descubrimientos, la imaginación y la creatividad, estimulan en sus hijos la determinación y la confianza en sí mismos y en sus ideas y proyectos.
En cambio, las que no dejan experimentar y les ofrecen siempre la información que ellas tienen y la imponen con rigidez, no ayudan a que los niños encuentren sus propios modos y su verdadero deseo y personalidad.
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Favorecer la curiosidad y los descubrimientos implica temas tan variados, como:
- Dejarlos usar juguetes y objetos como ellos quieran sin preocuparse por el uso “correcto” o “adecuado” (hasta que lo preguntan o hasta que se desaniman).
- Interesarse por su forma personal de explorar, jugar y hacer.
- Saber esperar para enseñar la forma correcta de hacer o las reglas de los juegos cuando le interesen al hijo, o cuando crezcan y puedan tolerar las reglas.
- Reconocer la trampa y el cambio de reglas o el no respetarlas como un tema de inmadurez.
- Ofrecer materiales poco estructurados para jugar.
- Permitir los experimentos en casa con cierto nivel de caos y suciedad.
- Invitarlos a hacer regalos caseros (e imperfectos) para padres, tíos, abuelos, amigos en las distintas oportunidades (día del padre, cumpleaños).
- Invitarlos a jugar con los restos de masa en la cocina, a ayudar a cocinar, o que lo hagan solos, y corten sus propias masitas y/o las decoren, sin preocuparse por la calidad o estética del resultado.
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- Contestar sus preguntas sobre cualquier tema, por embarazoso que resulte.
- Permitirles jugar con materiales que no sean juguetes.
- Tolerar que mientras juegan los chicos se enchastren, se ensucien, desordenen, se mojen, etc.
La flexibilidad abre la puerta de la imaginación
Se logra favorecer la creatividad y la imaginación, habilitando a los chicos a dibujar y pintar lo que quieren y como quieren (aunque obviamente no siempre donde quieren). También se los puede incentivar a hacer construcciones (ladrillos, bloques de madera, almohadones, piedras, palos, etc.) sin ayuda, salvo que la pidan.
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Hay que dejarlos soñar sin preocuparnos porque sea o no realizable ese sueño y también tolerar las interrupciones cuando les contamos un cuento, y /o que cambien el final, o alguna parte de la historia.
Al mismo tiempo, se puede invitar a los más chicos a hacer juegos de roles (maestra, mamá, colegio, doctor, piratas, princesas, investigadores, científicos, etc.) y, para los más grandes, representaciones teatrales o las filmaciones. Son actividades recreativas que permiten darle una oportunidad a la imaginación e incentivar la creatividad.
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Otra cosa que las madres pueden hacer es permitirles a sus hijos e hijas vestirse y combinar la ropa como más les guste, hacerse peinados locos, maquillarse y pintarse las uñas o la cara (salvo en ciertas ocasiones). O, de lo contrario, optar por ofrecerles alguna “zona de enchastre” en casa.
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