Algún que otro colado es normal en una fiesta de casamiento pero uno con cola y cuatro patas es más difícil de encontrar.
Marília y Matheus Pieroni estaban en el altar cuando recibieron al invitado más peculiar: un perro callejero marchó por el pasillo de la Iglesia y se sentó ¡justo en el velo de la novia!
Cualquier otra novia se hubiera vuelto loca pero Marilía estaba feliz porque ama los animales. Antes de terminar la ceremonia el perro se alejo y no lo pudieron encontrar. Ahí comenzaron su aventura.