La vida es pura energía que oscila permanentemente entre dos polos: el Yin y el Yang. Cuando esta fluctuación dinámica se estanca en alguno de los extremos, pasividad o explosión, el Qi (energía) se manifiesta desequilibrado.
Las personas podemos expresar esta desarmonía a través de diversos síntomas: enfermedades crónicas, problemas emocionales, trabas económicas, conflictos interpersonales. Como la vivienda es un reflejo fiel del estado en que se encuentra el Qi personal de quien la habita, ella también hace sus síntomas, a los cuales solemos habituarnos.
Lamentablemente, es fácil caer en la inercia de seguir viviendo en el caos o el malestar continuos. Cuando nos acostumbramos a sobrevivir en los extremos, Yin o Yang, con el tiempo, aparecen las consecuencias: desde trastornos de salud hasta dificultades económicas o afectivas.
Lo maravilloso es que a través del Feng Shui, tenemos la posibilidad de intervenir nuestra casa para recuperar la armonía en el día a día. Tomar conciencia de la tendencia energética de nuestro hábitat es en sí un gran paso de autoconocimiento y sanación. A partir de allí, podemos aplicar curas o reparaciones energéticas que nos devuelvan la experiencia cotidiana de la armonía y el bienestar consecuente.
Estas pautas sencillas del Feng Shui que se describen a continuación, ayudan a diagnosticar si la casa ha quedado “atrapada” en alguno de los extremos energéticos, y proponen algunos consejos para corregir esta situación.
Desnaturalizar las emociones tóxicas tal vez sea una de las tareas más difíciles que el ser humano tenga. Sin embargo, cuando lo logramos, es recién cuando podemos conectarnos con lo que nos ocurre, detectar las causas y emprender los cambios reales.
¿Cómo te sentís en tu casa? ¿Al entrar? ¿En el comedor? ¿Y en la habitación se siente diferente? ¿Cuál es tu espacio favorito y cuál el que te provoca mayor malestar? Cerrá los ojos, y sentí tu casa. Si hay un predominio de melancolía, desgano, falta de motivación, depresión, es muy probable que tu vivienda tenga un exceso de energía Yin y debas introducir el Qi en estado Yang. Si en cambio, las emociones que prevalecen son de irritabilidad, nerviosismo, ansiedad, descontrol, hiperactividad, seguramente haya que encauzar la energía Yang, reducirla a una dosis saludable.
La energía cromática es muy influyente en los estados de ánimo y a través de ella podemos regular de modo sencillo el equilibrio Yin-Yang.
Los colores fríos como el azul, negro, plateado, blanco o gris, y los pasteles, irradian Yin. Dan tranquilidad, quietud, introspección. Mientras que los colores Yang como el rojo, el amarillo, el naranja, verde manzana, azul Francia, fucsia, incentivan la vitalidad, acción, fuerza, extroversión. En general, para grandes superficies como paredes y cortinados se aconseja usar colores claros y cálidos, con tendencia Yin (beige, amarillo suave, blanco, etc.) y reservar los tonos Yang para superficies más pequeñas.
Las paredes y textiles que están descoloridos por la suciedad, el sol y el paso del tiempo, emanan una energía Yin desagradable. Hay que renovar.
Hay cuartos de la casa que necesitan un leve predominio de ambientación Yin son los dormitorios, los baños, los sectores de meditación/oración y los lavaderos. El recibidor, la cocina, el play-room, deben nutrirse con una tendencia más Yang. Finalmente, hay sectores que requieren equiparar las dosis, un 50% de Yin y otro 50% de Yang, es el caso del living, el comedor, el escritorio u oficina, jardines y balcones.
Este es un aspecto que también puede desbalancear el Yin-Yang. Podemos detectarlo analizando el recorrido de la energía en la casa. Si se estanca porque hay muchos rincones oscuros o demasiados muebles y objetos, podemos decir que hay un exceso de energía Yin. Los espacios muy vacíos, los pasillos largos y oscuros, las puertas y aberturas enfrentadas por donde pasan corrientes de aire, señalan una falta de energía Yang que nutra los ambientes. Estos sitios suelen ser fríos en exceso.
Si hay espejos enfrentados, y muebles u objetos con contornos salientes en punta, se generan rebotes energéticos agresivos que llevan la energía a un extremo Yang. Hay que procurar que la cantidad y la distribución de los volúmenes dirijan el Qi por recorridos suaves y envolventes, que hagan sentir una experiencia agradable de fluidez.
La luz, tanto natural como artificial, es fuente de energía Yang. Es muy revitalizadora siempre y cuando esté bien regulada. Los ambientes con un exceso de luz, que encandila y acalora, provocan mucho malestar e irritabilidad. En el otro extremo, los lugares con escasez lumínica quitan vitalidad y pueden llegar a desencadenar depresión con el tiempo. Por eso, es útil contar con luces generales cálidas y otras focales que iluminen rincones oscuros o puedan usarse en momentos específicos. Los espacios sociales necesitan más luz que los que son destinados al descanso, por ejemplo.
En cuanto a la luz solar, que es muy benéfica, si su intensidad es excesiva el uso de cortinas resulta imprescindible para moderarla según los momentos del día y las actividades.
Los ambientes siempre oscuros (Yin), sin sol, propician el desarrollo de humedades y moho en las superficies Hay que evitar esto ventilando y dejando que el sol entre algunas horas al día.
Dos extremos energéticos son el silencio absoluto y el estruendo constante. Los espacios muy ruidosos (polo Yang) y los mudos (polo Yin) deben moderarse. En la casa son bienvenidos todos los sonidos armoniosos como los de carrillones, del agua suave que corre por una fuente, de la naturaleza, de melodías agradables, con ritmos alegres y tranquilos, que proporcionan vibraciones sonoras en equilibrio.
El universo está compuesto, según la teoría tradicional china, por cinco energías elementales –agua, tierra, madera, metal, fuego-. Estos elementales pueden expresarse en su faceta Yin o Yang de modo alternado. Cada una de estas energías aporta ciertas cualidades y deben estar autorregulados entre sí para preservar la armonía de las personas y de los ambientes.
Dosis extraordinarias de energía ígnea causan descontrol explosivo (el fuego es en esencia Yang). Cuotas exageradas de energía acuática provocan aislamiento e introversión (Yin). El metal en demasía da rigidez mental y la madera en descontrol se vuelve iracunda. La concentración de energía tierra puede provocar un conformismo letal para el avance. Pero a su vez, cuando un elemento está muy escaso en el ambiente, nos priva de sus atributos. Empuje y voluntad, en el caso del fuego. Receptividad y claridad, en el caso del agua. Creatividad y expansión, que da la madera. Fortaleza y organización mental que otorga el metal. Aplomo y perseverancia que vienen de la tierra.
La influencia de los cinco elementos es muy rica y compleja y debe ser analizada por un especialista. Cada energía se manifiesta en el ambiente a través de los colores, las formas, los materiales, las emociones. Pero podemos decir, en líneas generales, que si se expresan en sus extremos siempre tendremos desequilibrios que reparar.
¿Hace cuánto no corrés los muebles de lugar? ¿Hay niños en la casa? ¿Animales? Y en la decoración, ¿los objetos transmiten pesadez, fragilidad, movimiento, quietud? Hay casas que parecen detenidas en el tiempo o congeladas. Esto puede estar originado en diversas causas. Desde lo espacial, puede ocurrir que impere un orden obsesivo o un abandono que lleva a no renovar o innovar la ambientación. Desde lo inconsciente, estas viviendas con la energía detenida revelan miedos al cambio, apegos al pasado, etc.
Para combatir esta tendencia Yin, todos los días debemos ventilar la casa, dejar que entre la brisa, el viento y hasta un poco de lluvia. Esto quita los malos olores y seca las humedades. Periódicamente correr los muebles, revisar roperos y alacenas. Sacar lo que ya no usamos, está roto o vencido. Para que la energía circule, para que no se estanque y nos hunda como un ancla hasta el fondo del mar, hay que moverla y renovarla.
En los textiles (cortinas, manteles, mantas, tapizados) preferir telas de texturas livianas y suaves, evitando las alfombras que juntan ácaros. Y no acumular objetos y papeles por todos lados, esto genera caos y bloqueos energéticos.
Son seres vivos que aportan una hermosa energía Yang al hogar, siempre y cuando se encuentren en buen estado de salud. Las plantas y los animales enfermos o decaídos son signo de desbalances Yin-Yang. También cuando los animales están nerviosos o agresivos, y cuando dejamos que las plantas crezcan descontroladamente. Hay que estudiar en cada caso cuál es la causa del problema y corregirla, pero indefectiblemente si la vida no crece feliz, serena y sana en el hogar es porque hay un desequilibrio energético que reparar.
Sean tridimensionales o imágenes planas, hay que prestar atención a las formas que nos rodean. La energía Yang se expresa en los triángulos y pirámides. Mientras que las siluetas onduladas y redondeadas son Yin. ¿Cuáles predominan en nuestra casa? Aconsejo quitar objetos con figuras amenazantes, con puntas pronunciadas, y procurar apaisar las formas y suavizarlas. Las vigas en los techos deben taparse porque también emiten “flechas envenenadas”.
Los cuadros, esculturas y adornos que introducimos en el hogar irradian todo tipo de energía y emociones. Por eso, hay que ser muy cuidadosos con su elección. Si en algún ambiente necesitamos una tendencia Yang podemos recurrir a imágenes del sol, a cuadros en tonos rojo, naranja y amarillo, a velas o pirámides. Los paisajes que representen el verano, bosques, flores, sol son ideales para ubicar en la orientación Norte del living. En cambio, las imágenes de aguas y cielos celestes y serenos añaden energía Yin que es bienvenida en el Sur del living. También los móviles o campanillas, los cristales facetados y la imagen de la diosa china Kuan Yin, son objetos que introducen Qi benéfico, activando positivamente la energía.
La evaluación de la tendencia energética de la casa, debe realizarse teniendo en cuenta el conjunto y los aspectos predominantes. Recordemos que los atributos de la energía en su estado Yin o Yang no son malos ni buenos en sí mismos. Lo importante es saber qué dosis de cada una necesitamos según el momento del día, la actividad, la personalidad, la edad y el ambiente en cuestión.
Fuente: Patricia Traversa Directora. Centro Oficial de Feng Shui Profesional.
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