Zapatos nuevos, vestido en oferta, cacerolas en 2×1. Muchas veces compramos cosas solo porque son baratas o porque nos vemos tentados en el momento aunque no lo necesitemos realmente.
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Sin embargo, si nos pusieramos a pensar cuántas horas de trabajo representa cada cosa que compramos probablemente no lo haríamos. Por eso, antes de dejarnos llevar por la emoción tenemos que plantearnos algunos interrogantes para saber si necesitamos comprar ese producto o no.
- ¿Necesito esto para vivir o sirve para generar ingresos? A menos de que se trate de ropa para trabajar o un material que necesitamos para trabajar como una computadora, es un gasto hormiga.
- ¿Es el precio más bajo que puedo conseguir por esta calidad? Lamayoría de las veces nos dejamos guiar por las marca conocidas, pero existen otras alternativas que ofrecen el mismo producto a menor precio.
- ¿Me hace feliz? La pregunta acá es si se trata de algo que vas a disfrutar y aprovechar por mucho tiempo o al menos mientras dure.
- ¿Está dentro del presupuesto? La mejor manera de mantener los gastos a raya y aún así darte algunos gustos, es incluirlo dentro de tus gastos semanales o mensuales para que no te lleve a endeudarte.
- ¿Está dentro de tu rango de compra? No es una buena idea comprar a crédito y ajustado porque si bien en teoría parece dentro del presupuesto, podría surgir una emergencia que te haría imposible no endeudarte.
- ¿Es un gasto prioritario? ¿Si tuvieras una lista de prioridades se encontraría entre las primeras seis? Si no es así, puede esperar.
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Si tu respuesta fue afirmativa en más de cuatro preguntas, es un gasto que vale la pena realizar. De lo contrario, es probable que estés dejandote llevar por la emoción.