En “La nueva educación”, el libro del único español finalista del Global Teacher Prize, no hay recetas fáciles. Allí explica su propia experiencia en las aulas para ayudar a entender qué se puede hacer y subraya una frase que deberíamos abrazar todos los que, de una manera u otra, educamos a diarios: “Todos los niños tienen un talento; solo hay que saber abrir la puerta para que lo saquen”.
Se llama César Bona y es uno de los 50 mejores maestros del mundo, y cree, asegura, que cada niño es un universo y que todos son extraordinarios, con un talento especial. Tan solo es cuestión de descubrirlo y sacarlo. Esas son las claves de su libro: “La nueva educación. Los retos y desafíos de un maestro de hoy”.
Para Bona, ser maestro no implica encajonar a los alumnos dentro de un plan de estudios y obligar a seguir los contenidos que puede establecer el currículo educativo de una manera inflexible.
“Los educadores deben adaptarse a los niños y no al revés. Hay que motivarles y estimular su creatividad para que hagan que este mundo sea mejor. Los niños no son solo los adultos del mañana: son habitantes del presente. Subestimamos constantemente a los niños y su creatividad, pero todos tienen un talento; solo hay que saber abrir la puerta para que lo saquen. Y ahí es donde intervenimos los maestros, viendo lo que los demás son incapaces de ver”.
La característica que debe definir a un maestro es, sobre todo, la actitud
“El maestro tiene que ser cada día un ejemplo para sus alumnos, debe ofrecer su mejor versión para así obtener lo mejor de los niños. Los profesores tienen que ser los primeros en dar el máximo y no poner como excusa de sus posibles limitaciones al sistema. Los docentes somos los primeros en ponernos límites”.
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Para Bona, el gran reto de la educación es “hacer a los niños mejores, individual y colectivamente, pero no más competitivos. Cuando llegas a un colegio conflictivo como maestro tienes dos opciones: o deprimirte o tomar los problemas como retos”.
El tema de cuánto tiempo deben dedicar los niños a los deberes es uno de los debates recurrentes en educación. “Si se carga a los niños con deberes, ¿con qué motivación van al día siguiente a la escuela?”, se pregunta Bona, quien subraya la idea de que “los niños no tienen opción de dejar los estudios. Por eso tenemos que lograr que les guste ir a la escuela.
Sobre los castigos, también tiene claro lo que hay que hacer. “En mis primeros años he castigado a muchos niños como maestro y no ha funcionado; solo ha servido para proyectar mi frustración. Hay que hablar con ellos, empatizar y convencerles de que pueden ser un ejemplo para los demás”.
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