CATEGORIAS: EntreTodos

“Ciudad de pobres corazones”: la carta que todos debemos compartir

La solidaridad es una hermosa manera de contrarrestar la discriminación y la maldad. Entre todos pongamos en evidencia lo que debe terminar para ser cada día mejores y aunarnos en los valores de una buena comunidad.

COMPARTIR

Viernes 4 de agosto de 2017. Buenos Aires: Rivadavia y Rincón. Mediodía. Línea 5.

El muchacho que tengo adelante en el estribo apoya la SUBE y el chofer le dice en voz bien alta, sin esperar ni un segundo:

-No podés viajar, no tenés saldo… Tenés que bajarte.

-No importa -digo yo, mirando al chico con aspecto de laburante y pensando que afuera hace frío-. Yo te pago el boleto, no te preocupes. Cobrame los dos, por favor.

-No puede pagarle al chico, señora.
-¿Por qué no puedo?
-Porque cada uno se tiene que pagar su boleto, y él no tiene saldo.
-Mire, chofer, le digo tratando de ser razonable, ¿sabe cuántas veces yo no he tenido la SUBE encima y otro pasajero me pagó el pasaje? Es un gesto solidario y se hace todo el tiempo. Un boleto no se le niega a nadie.

-Sí. Porque si sube un inspector, él no puede justificar que pagó ese boleto.
-Le digo al inspector que se lo pagué yo. Y listo.
-Pero si usted se baja antes que él, entonces, ¿qué?

Yo ya a esa altura no sabía si era una cámara oculta o qué, porque estábamos a cuatro mil metros sobre el nivel de la racionalidad y el tipo seguía escalando

“Chofer, ¿usted me está diciendo que cuando sube un inspector, le pide a cincuenta pasajeros la SUBE y se pone a controlar los registros digitales uno por uno con la lectora, chequeando el número de cada credencial? Perdóneme, pero no le creo”.

-Si no se paga su propio boleto, se tiene que bajar.
-El único impedimento que yo veo acá, perdóneme la franqueza, es su mala voluntad. Este es un transporte público y usted está discriminando a un chico al cual yo quiero pagarle el boleto.

Al ver el rumbo del diálogo, el pobre chico, muy educado, dice en voz baja:

Deje, señora. Se lo agradezco de corazón, pero yo me bajo.

Y se bajó nomás. Vaya a saber cómo se las arregló para ir a su trabajo o a su casa.
Yo también iba a bajarme, pero me quedé para sacarle una foto a la placa credencial del colectivo y acá estoy, publicando esto:

Para que los amigos, familiares y pasajeros del coche 703 de la línea 5, cuando lo vean le digan: «Eso que hiciste es de matón, de mala persona, de animal», y lo hagan avergonzarse un poco de sí mismo

Por último, unas palabras para el conductor:

Estimado chofer:

Algún día, mucho más arriba, cuando usted quiera pasar por el lector del karma la SUBE de la vida, alguien le va a decir que no tiene saldo moral, que está sin crédito como ser humano, y que se tiene que bajar porque no puede viajar en el bondi de los justos, los decentes y los solidarios

Se va a quedar a pata en el cosmos, y nadie va a querer llevarlo: los justos, porque son justos, y los malos, porque son malos. Y así andará, pelando su credencial en vano, hasta que le llegue el turno de renacer como un peatón inmigrante o indocumentado en un país donde los colectivos serán todos de la línea 5, y los choferes, igual que usted de copados.

Utilizamos cookies de terceros para mostrar publicidad relacionada con tus preferencias. Si continúas navegando consideramos que acepta el uso de cookies. Puede obtener más información en:

Politica de Privacidad