Todo comenzó hace unos días cuando en el senado se trató la Ley 1834 “Parental Rights in Education” (Derechos de los padres en la educación), más conocida en Estados Unidos como Ley Don’t Say Gay (No digan Gay). Esta ley establece la prohibición de que les enseñen a los alumnos desde jardín de infantes hasta tercer grado de primaria acerca de su orientación sexual y cuestiones de género. Incluso aseguran que aquellos que no cumplan la ley podrían terminar con demandas.
A lo largo del proyecto de ley se leían frases como: “Un distrito escolar no puede fomentar la discusión en el aula acerca de la orientación sexual o la identidad de género en los grados de escuela primaria o de una manera que no sea apropiada para la edad o el desarrollo de los estudiantes”.
En caso de convertirse en ley, entrará en vigencia a partir del primero de julio, por lo que todos los planes del distrito escolar deben de ser actualizados para junio del 2023.
Este proyecto de ley trajo muchas críticas tanto en Florida como en el resto de Estados Unidos, es que sus opositores explican y argumentan que la aprobación silenciará y dificultará la vida de los estudiantes LGBTQ+ que a diario sufren discriminación. Además aseguran que esto dañará el desarrollo personal de los chicos ya que verán su libertad de expresión violada.
Ante esto los empleados de la popular empresa se mostraron a favor de quienes se oponen a la aprobación de esta ley, principalmente aquellos que pertenecen a la comunidad LGTBQ+.
Ante la decisión pública de la empresa de Orlando de estar contra la Ley 1834, el gobernador de Florida Ron DeSantis anunció su intención de eliminar la ley que le permite a Disney trabajar como un gobierno autónomo.
¿De qué se trata esto? En 1967, cuando el proyecto de parques de diversiones estaba en obra, se le otorgó a los propietarios un estatus especial que hizo que Disney controle y administre a su gusto más de 10 mil hectáreas.
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Sin embargo el mandatario, y posible candidato a presidente de la Nación en 2024, presentó ante la legislatura estatal un proyecto de ley que contempla “el fin de todos los distritos especiales que fueron promulgados en nuestro Estado antes de 1968, esto incluye el distrito Reedy Creek Improvement (lugar donde se encuentra Walt Disney World)”.
El gobernador ya había criticado duramente a la empresa de parques de diversiones, por el hecho de que obligaban a sus empleados a utilizar mascarillas, aún al aire libre. A esto lo denomino “políticas de despertar”.
Sin embargo el gran desencadenante del conflicto fue luego de que el Director Ejecutivo de Disney, Bob Chapek, asegurara que apoyaría la derogación de la Ley 1834.
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