A medida que la pandemia del coronavirus va asentándose, vamos descubriendo historias de vida que sorprenden y emocionan y que que en otro momento hubieran seguido ocultas a nuestros ojos.
Tal es el caso de Joaquín Carmona, un hombre de 46 años que durante mucho tiempo ha posteado artículos, notas y consejos referidos al deporte y que es conocido en el Twitter por su nik @jokin4318.
Pero su presencia siempre destacada en las redes entró en un cono de sombras a partir del 15 de marzo, cuando tuiteó por última vez. A partir de esa fecha, cuando posteó una información sobre un documental de Mariano Haro, se generó un misterio acerca de su paradero y su salud.
Sin responder mensajes directos o menciones durante casi tres meses, los periodistas españoles especialistas en atletismo comenzaron a preguntarse si a Carmona le había sucedido algo. Ante tal ausencia inesperada, Carmona se convirtió en tendencia en las redes sociales.
A punto tal llegó este misterio que Alfredo Varona, periodista que trabaja para La Bolsa del Corredor, la sección de running que se destaca en el diario catalán Sport, de Barcelona se encargó de rastrearlo para ver si lo encontarba. Las sospechas, en plena crisis del coronavirus, eran muchas.
Finalmente, tras buscarlo denodadamente en muchos sitios, el periodista pudo confirmar Carmona había estado ausente porque vivía en situación de calle.
Carmona es un indigente que vive en un parque de Madrid, la capital española
La imposibilidad de encontrar wifi ni zonas de carga, con todo cerrado durante el Estado de Alarma, Carmona no pudo seguir posteando sus esperados y valiosos apuntes en todo este período. Al fin y al cabo, una revelación sorprendente.
Al ser encontrado contó que “El último tuit lo puse en la estación de Atocha el día que empezó el Estado de Alarma y la policía me ordenó que me fuese antes de cerrar todo. Desde entonces, no tengo donde encender el ordenador ni donde cargar la batería”, confesó Carmona.
“Normalmente iba a la biblioteca, me documentaba y ponía tuits desde la calle con el wifi de la biblioteca, sentado en el suelo. Me llenaba leer las reacciones de la gente para hacerme pensar que yo era una persona válida”, le contó este particular personaje a El Partidazo de COPE y Radio MARCA.. “He trabajado en varios oficios. Empecé repartiendo publicidad, trabajé en una heladería, en Correos… Sigo el atletismo desde 1983, es mi deporte favorito”, explica.
Su situación de indigencia es extrema: “Extraje comida de los cubos de basura e, incluso, el colchón en el que duermo lo he encontrado en la calle”, confiesa. Y habló sobre su precaria situación familiar desde chico: “Mi padre era alcohólico y mi madre enfermó muy pronto, de manera que la pobre solo podía salir a la calle una vez al año porque vivíamos en un cuarto sin ascensor y costaba lo indecible manejarla. Desde muy niño me recuerdo yendo yo ir a hacer la compra”. Carmona se crió en Zamudio, un pueblo al lado de Lezama en Bilbao, donde fue el menor de dos hermanos en una familia totalmente disfuncional.
A través de una iniciativa del periodista Varona se organizó una campaña de crowdfunding para ayudarlo. Con el objetivo de recaudar unos 15 mil euros, gracias a las donaciones del público, la cuenta ya suma más de 5 mil euros en ofrecimientos de desconocidos que, una vez que se enteraron de la historia de Carmona, no dudaron en dejar su dádiva.
Finalmente, Carmona pudo abandonar el parque de Madrid en el que duerme desde hace doce años, se ha instalado en una pensión y puede usar su notebook que lleva a cuestas y cuida con mucho celo para seguir escribiendo sobre el deporte que ama.
“Para mí, Twitter es una terapia que me desahoga de todo esto y que me permite escribir de una de mis grandes pasiones como es el atletismo desde que vi ganar a Kratochvilova en los 800 metros del Mundial de Helsinki 83 en unas vacaciones en Los Alcázares. Me gustaba todo pero esa carrera se me quedó grabada. Y el hecho de saber que en Twitter entretengo a la gente me lleva a pensar que por lo menos estoy haciendo algo bien “, confesó.
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