La agencia de noticias Reuters le encomendó al fotográfo de nacionalidad siria Khalil Ashawi que ilustrara con su trabajo la vida de los refugiados de su país luego de vivir ya 9 años de una devastadora guerra que dejó sin hogar a millones de sus compatriotas.
Para ello, Ashawi se dirigió al campamento de Atmeh para personas desplazadas en la frontera sirio-turca, donde las familias se han refugiado desde 2011. Allí, el fotógrafo retrató cada uno de los nueve años de guerra con una imagen simple: un niño refugiado nacido en ese año. Cada uno posa en una tienda de campaña, cada uno solo, aparte de Jumana, de ocho años, y su hermano gemelo Farhan.
Rawan al-Aziz, una niña siria de seis años, posa para una foto en una tienda de campaña en el campamento de Atmeh. Dijo que todavía recuerda su casa “construida a la antigua usanza” en el sur de Idlib. “Una casa para mí es un lugar donde están mis amigos y familiares. Traje mis juguetes conmigo, pero no es nada agradable aquí“, dijo. “Una carpa de campaña no es una casa, porque podría incendiarse y volar con el viento”. (REUTERS / Khalil Ashawi)
Mohamed Abdallah, un niño sirio de 7 años desplazado de Jabal al-Zawiya. “Cada niño representa un año en el levantamiento. Cada niño narra una historia y cada uno tiene su historia única de la guerra“, explicó el fotógrafo Khalil Ashawi. (REUTERS / Khalil Ashawi)
“Cada niño representa un año en el levantamiento. Cada niño narra una historia y cada uno tiene su historia única de la guerra”, explicó Ashawi. “Estos niños no saben el significado de un hogar, algunos no saben o han olvidado que una casa tiene una pared y una puerta”.
Ranim Barakat, una niña siria desplazada de nueve años del campo de Hama que nunca ha conocido la paz, sus pies descalzos asomando por debajo de un vestido rojo bordado. (REUTERS / Khalil Ashawi)
Mahmoud al-Basha, un niño sirio refugiado de tres años, posa para una foto en una tienda de campaña en el campamento de Atmeh. “Estos niños no saben el significado de un hogar, algunos no saben o han olvidado que una casa tiene una pared y una puerta”, dijo Ashawi (REUTERS / Khalil Ashawi)
Mariam al-Mohamad, una niña refugiada de cuatro años en el campo de Atmeh. El fotógrafo ilustró cada uno de los nueve años de guerra con la simple imagen de un niño desplazado por el conflicto (REUTERS/Khalil Ashawi)
Abdul Rahman al-Fares, un bebé de 4 meses apoyado sobre almohadas sobre una manta azul en la tienda de su familia. El sábado fue el el Día Mundial de los Refugiados, que fue el sábado. (REUTERS/Khalil Ashawi)
Maysaa Mahmoud, una niña de cinco años desplazada de Homs , posa en su tienda de campaña. A partir de 2011 las familias se han refugiado campamento de Atmeh en la frontera sirio-turca de un conflicto que ha dejado a la mitad de los sirios sin hogar.(REUTERS/Khalil Ashawi)
Walid al-Khaled, un niño desplazado sirio de 2 años de la ciudad de Alepo, posa para una foto en una tienda de campaña en el campamento de Atmeh (REUTERS / Khalil Ashawi)
Jumana y Farhan al-Alyawi, gemelos sirios de 8 años desplazados del este de Idlib, posan para una foto en su tienda de campaña en el campamento de Atmeh (REUTERS / Khalil Ashawi)
Años antes de que el conflicto comenzara muchos sirios ya se quejaban de un alto desempleo en el país, de extensa corrupción, falta de libertad política y de la represión del gobierno del presidente Bashar al Asad, quien había sucedido a su padre, Hafez, en 2000.
En marzo de 2011, comenzó como un levantamiento popular pacífico contra el presidente Bashar al Asad. Un grupo de adolescentes que habían pintando consignas revolucionarias en un muro escolar en la ciudad sureña de Deraa fueron arrestados y torturados por las fuerzas de seguridad.
El hecho provocó protestas prodemocráticas, inspiradas por la Primavera Árabe, las manifestaciones populares que en ese momento se extendían en los países de la región y que clamaban más democracia y derechos para sus poblaciones.
Las más grandes se produjeron en Damasco y Alepo el día 15 de marzo, la fecha en la que se conmemora el inicio del conflicto en Siria, y se extendieron por varios días y por diferentes partes del país.
A partir de entonces, las manifestaciones fueron recrudeciendo y lo que había comenzado con calma se convirtió en una brutal y sangrienta guerra civil que ha arrastrado a potencias regionales e internacionales.
La violencia se incrementó rápidamente en el país. Se formaron cientos de brigadas rebeldes para combatir a las fuerzas del gobierno y lograr el control de ciudades y poblados.
En 2012 los enfrentamientos llegaron hasta la capital Damasco y la segunda ciudad del país, Alepo. Para entonces el conflicto ya se había convertido en más que una batalla entre aquéllos que apoyaban a al Asad y los que se oponían a él.
Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, organización que ha proporcionado los datos más recientes, entre marzo de 2011 y el mismo mes de 2018 han muerto entre 353.593 y 498.593 personas. Desde entonces, la cifra ha seguido subiendo.
Fuente: Reuters / BBC
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