El mundo entero está acostumbrado a mirar a Italia con admiración, con ganas de pisar sus tierras y disfrutar sus maravillas. Es uno de los lugares turísticos por excelencia y el país de muchos de nuestros abuelos. La “bota” europea está impresa de un modo u otro en nuestros corazones y la asociamos con un sinfín de cosas lindas… Hasta hoy… Hoy Italia duele hasta las entrañas, porque no sólo es territorio de tristeza y desesperación sino, también, el espejo que tememos todos, los argentinos y otros tantos países del mundo.
¿Qué te pasó, Italia? ¿Por qué la peste se ensañó así con tu gente? ¿Por qué la mortalidad en tus zonas ricas es cuatro veces mayor que en China? ¿Por qué…? Si tenés un buen sistema sanitario, si sos parte de eso que llaman Primer Mundo, si tenés recursos para pelearle al virus… ¿Por qué, Italia? Por qué te desangrás de esta manera y qué tenés para enseñarnos…
El ¿misterio? de Italia en la pandemia del Covid-19
Los datos hielan el alma. Italia terminó el sábado 21 de marzo con un récord de muertes intolerable: en 24 horas el coronavirus sumó casi 5.000 contagiados y se cobró la vida de 793 personas, llevando el total de fallecidos a 4.578.
El “caso” italiano conmueve al mundo y desconcierta a los científicos, médicos y epidemiólogos, que intentan entender por qué el Covid-19 está teniendo un impacto tan devastador en la región de la Lombardía, donde la mortalidad llega a 8,5%, cuando en China llegó a 2, en Corea fue del 1 y en Alemania del 0,3.
Aún quedan muchas preguntas sin respuestas y está claro para todos que son diversos los factores que se conjugaron para que el ensañamiento del coronavirus con Italia alcance niveles desesperantes, que hicieron colapsar absolutamente el sistema de salud y se cobraron la vida de cientos de médicos y enfermeros.
Una de las hipótesis más firmes tiene que ver con la conducta de los gobernantes y de la gente, y valga la pregunta sobre si estas “partes” pueden pensarse por separado… Pero volvamos a lo anterior, porque hace apenas horas los médicos que llegaron a Italia desde Wuhan, la ciudad china que fue epicentro de la pandemia, resumieron en un puñado de palabras lo que muchos expertos “denuncian” a viva voz: “No entendemos en qué están pensando”, resumieron en una conferencia de prensa en el que dejaron claro que, más allá de la longevidad de su gente, el misterio de Lombardía tenía una respuesta clara: están haciendo las cosas mal.
“No están llevando a cabo políticas de cierre de las calles, no están llevando máscaras, el transporte público todavía funciona, la gente todavía circula y están haciendo cenas y fiestas en los hoteles”, enumeró desconcertado el vocero de la delegación de expertos chinos y subrayó que es urgente que el gobierno imponga medidas más restrictivas para frenar la propagación del virus.
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Es que las estadísticas han disparado todas las alarmas y crece el temor de que otras áreas del país empiecen a ser escenario de la misma crueldad. Lombardía es la región más grande y próspera del país y ya supera los 25 mil enfermos, con una tasa de letalidad inédita.
Es tal el desconcierto que los científicos ya hablan del “misterio de Bérgamo”, que es una de las principales cuidades de esta región y donde el virus está haciendo estragos. La foto del desfile de camiones del Ejército con cuerpos rumbo a crematorios totalmente saturados se ha convertido en un símbolo de ese infierno.
“Está en curso una catástrofe y debemos actuar rápido para comprender por qué. Si el virus avanza sobre Milán podríamos asistir a una hecatombe, porque se trata de una metrópoli que es además un centro vital de Italia”, destacó Ilaria Capua, viróloga de la Universidad de Florida.
En la misma línea, Richard Pebody, de la Organización Mundial de la Salud, expresó su angustia sin eufemismos: “nos atormenta que el virus sea tan agresivo y concentrado en Bérgamo. No tenemos una respuesta cierta y es probable que se hayan creado las condiciones para una combinación de factores, en esta provincia y en la de Brescia”.
¿Cuáles son las hipótesis? Varias. Algunos hablan de errores en la realización de hisopados para detectar la presencia del virus en el organismo, ya que hubo un cambio de estrategia que parece haber tenido pe´simos resultados: al principio de la epidemia, en febrero, se testeaba en forma masiva en la Lombardía, pero luego, en los primeros días de marzo, se decidió hacer hisopados solo a los pacientes que mostraban síntomas evidentes de la enfermedad, con lo cual muchísima gente siguió circulando y haciendo vida normal, difundiendo el contagio.
Hoy se sabe que hay una gran cantidad de pacientes asintomáticos, que están contagiados pero no tienen fiebre alta ni dificultades respiratorias, y que son los más peligrosos agentes de la infección
Muchos creen que ahí estuvo y está gran parte del problema: los datos de infectados son solo la punta de un iceberg. La mayor parte de las personas en nuestra zona está contagiada pero no tiene diagnóstico ni les hacen examen virológico. De ese modo, el virus se desparrama sin pausa”, advirtió Marco Rizzi, un prestigioso infectólogo de Italia.
Otros debates giran en torno a las conductas especulativas de los gobernantes en función de elecciones próximas y el miedo a decisiones “impopulares” que les quiten votos en los futuros comicios. Se reflexiona sobre si restringir ciertas libertades en momentos de catástrofe es amenazar la democracia o, justamente, protegerla.
También se habla, entre los italianos, de la “arrogancia” de los ciudadanos del norte, que no logran limitar sus voluntades individuales en función del bien común, entre otros debates muy interesantes.
En medio de este drama, el gobierno italiano trata de endurecer las órdenes de cuarentena y restringir el movimiento de las personas pero mucha gente parece no entender. Ni siquiera mirando la pila de cadáveres que se acumulan como en la guerra que sufrieron en carne propias hace apenas décadas… No aprenden: el gobierno destacó que es notable la cantidad de italianos que buscan eludir las prohibiciones y precisó que, para este fin de semana, el control de las llamadas por teléfonos celulares reveló que al menos 42% sigue violando la obligación de quedarse en casa, que es la única manera de frenar esta pandemia.
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Los médicos chinos lo dijeron sin anestesia: “Si no cambian la forma de afrontar este problema, el virus continuará circulando y cobrándose vidas”. Se lo están advirtiendo a Italia y nosotros, desde acá, con el diario del lunes, no podemos dejar de escucharlos. Por favor:
- Más testeos. Urgente, ya, como sea: más testeos y en más lugares.
- Mayor información sobre las estimaciones del porcentaje de infectados, que multiplica varias veces al de confirmados y el Gobierno lo sabe. Si la mayoría de la gente sigue creyendo que, por ahora, la cantidad de casos se “reduce” a menos de 300, no se dimensiona el riesgo ni lo que se viene. Es entendible que se intente evitar el pánico, pero este tipo de “inocencia” no suma.
Se acabó la etapa de eufemismos: para tomar conciencia debemos tener claridad sobre la consecuencia de nuestros actos. Con toda crudeza
- Basta de distinguir entre caso importado o autóctono: basta. Saben que no estaban testeando, hasta ahora, casos que no vinieran del exterior o de un contacto estrecho con enfermos de Covid-19. No encontrarán lo que no buscan.
- Cuarententa total, como sea. Estado de sitio, cárcel o lo que tenga que ser. Estamos hablando de muchas vidas y de mucho dolor, para no mencionar las pérdidas sociales y económicas, que por supuesto están en segundo plano pero existen.
- Madurez, responsabilidad, solidaridad, bondad. Y toda la contención y el apoyo a los médicos, enfermeros y personal sanitario. TODA. Toda y más. Porque ellos saben lo que han sufrido sus colegas de todo el mundo, saben lo que se viene y también tienen miedo y tienen familias y proyectos y necesidades, y aún así estarán ahí para nosotros. Por favor, de acá en más y para siempre, no podemos subestimar nunca más su importancia.
Por Dios, miremos a Italia. Abrecemos a Italia y mirémosla de frente. Ya mismo. Todos. Asomémonos a su dolor para empatizar y para saber qué evitar. No repitamos sus errores. Es hoy. Quedémonos en casa y que el Gobierno pueda poner todo el esfuerzo donde lo tiene que poner. No lo distraigamos. La vacuna somos todos.
- Por Georgina Elustondo, directora de Buenavibra.es
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