10 frases de Eduardo Galeano que invitan a emocionarse y pensar

Sus textos nos ponen a pensar, nos acercan a la belleza del mundo y nos invitan a reconsiderar nuestras ideas y nuestros valores.

Eduardo Galeano fue un enorme escritor que llenó a la literatura latinoamericana de ideas nuevas, de conceptos reveladores y de bellísimos textos que nos ponen a pensar, nos acercan a la belleza del mundo y nos invitan a reconsiderar nuestras ideas y nuestros valores.

Eduardo Galeano

Nacido en Uruguay en 1940, Eduardo Galeano se inició en el periodismo a los catorce años, en el semanario socialista El Sol, en el que publicaba dibujos y caricaturas políticas que firmaba como Gius. Posteriormente fue jefe de redacción del semanario Marcha y director del diario Época. En 1973 se exilió en Argentina, donde fundó la revista Crisis, y en 1976 continuó su exilio en España.

Galeano es uno de los cronistas más incisivos de la realidad latinoamericana. Una de sus obras más conocidas es justamente “Las venas abiertas de América Latina”, un análisis de la secular explotación del continente sudamericano desde los tiempos de Colón hasta la época presente.

Su trilogía Memoria del fuego, que combina elementos de la poesía, la historia y el cuento, está conformada por Los nacimientos (1982), Las caras y las máscaras (1984) y El siglo del viento (1986) también transita por historias donde él indaga sobre la naturaleza humana y las condiciones de vida de muchas personas.

Si me caí es porque estaba caminando. Y caminar vale la pena. aunque te caigas.

Dueño de una voz muy personal, directa y elocuente, Galeano conmueve con cada una de sus palabras.

Frases de Galeano

Para recordar su obra, compartimos aquí 10 de sus frases más inspiradoras:

  • «La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar», Del libro Las palabras Andantes
  • “¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? La pobreza no está escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios.” Del libro Las Venas Abiertas de América Latina.
  • “La violencia engendra violencia, como se sabe; pero también engendra ganancias para la industria de la violencia, que la vende como espectáculo y la convierte en objeto de consumo”. Del libro Patas arriba: La escuela del mundo al revés.

  • “Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.
  • “Las bombas inteligentes, que tan burras parecen, son las que más saben. Ellas han revelado la verdad de la invasión. Mientras Rumsfeld decía: “Estos son bombardeos humanitarios”, las bombas destripaban niños y arrasaban mercados callejeros”, del libro Bocas del Tiempo.
  • “Yo les disparo a las etiquetas. Y cuándo me dicen escritor de qué. Yo digo: de todo, de cualquier cosa. O cuándo me dicen usted es poeta; respondo, no, no escribo poesía, o a lo mejor la escribo y no me doy cuenta, y eso me llena de alegría, porque la literatura que más me gusta es la que revela la poesía escondida”.
  • “¿Ha entrado usted, alguna vez, a un estadio vacío? Haga la prueba. Párese en medio de la cancha y escuche. No hay nada menos vacío que un estadio vacío.” Del libro El fútbol a sol y sombra
  • “El mundo es eso. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.” Del libro El Libro de los Abrazos.
  • “Yo creo que fuimos nacidos hijos de los días, porque cada día tiene una historia y nosotros somos las historias que vivimos…”
  • La mujer, nacida para fabricar hijos, desvestir borrachos o vestir santos, ha sido tradicionalmente acusada, como los indios, como los negros, de estupidez congénita. Y ha sido condenada, como ellos, a los suburbios de la historia. Del libro Patas arriba: La escuela del mundo al revés.

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