“Sé que lo sabes, pero quiero recordartelo. Esta vez que sea por vos. Ya lo conseguiste todo, no necesitas ninguna copa ni medalla para completarte. El que necesita estar en Rusia, festejar un primer lugar, ser el número uno en el podio, es el ego de los argentinos. Vos no tenes que demostrar nada, no mereces las humillaciones a las que te sometemos, no dependes de un gol convertido con la celeste y blanca para mostrar que amas nuestra Patria, no necesitas alzar un trofeo más en tus manos para sentirte victorioso.
Tus actos como ser humano, llenos de generosidad y amor a los otros, eso es tu gran riqueza. No habrá hazaña más formidable que las miles de vidas que ayudas, las tantas oportunidades que otorgaste a otros, las nobles marcas positivas que realizas cada día en tantas vidas.
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Admiro tu temple para tolerar las dramáticas opiniones de aquellos que no han logrado nada pero se convierten en expertos para puntuar los logros ajenos. Admiro tu valentía, para cargar con el peso de un país plagado de tragedias, violencia y problemáticas, que busca desesperadamente un festejo popular que nos unifique a todos, aunque en el camino solo se convierta en una excusa más para herir, descalificar y descargar frustraciones en los otros.
Admiro tu entrega, silenciosa y casi naturalizada hacia una camiseta que representa a una sociedad decadente en valores, que promueve en discursos berretas que los maestros y médicos deberían cobrar más que un jugador pero luego intenta exigirle más a un futbolista que a sus funcionarios del poder y de la justicia
Admiro tu humildad, esa que no se doblega ante los triunfos ni se destaca ante las derrotas, sino que existe de manera auténtica en ese ser humano noble que no se olvida de los terrenales aún cuando ha tocado el cielo en gritos gloriosos.
El talento maravilloso con el que naciste y con el que trabajaste arduamente para cumplir el sueño de jugar al fútbol profesional, es la magia de la que me siento privilegiada de poder verte desplegar. La historia será adornada con tus dotes magníficos dentro de una cancha pero tendrá las huellas del genuino ejemplo de hombre que demostras ser fuera de ella. Y eso me da orgullo como argentina. Sin importar qué títulos necesiten algunos para llamarte exitoso, creo que vos ya ganaste en muchos más partidos de los que soñaste.
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Por eso hoy solo pido que sea por vos. Que seas vos quien sonría. Que seas vos quien festejes. Que seas vos quien se sienta pleno. Que quien nos regaló tantas alegrías y momentos extraordinarios, tenga su boleto de pase al mundial para hacer lo que más le gusta hacer y que nos hace tan felices a todos los que somos espectadores: jugar a la pelota.
Salí a divertirte a ese campo de juego. Ganes o pierdas, los problemas de los argentinos no se irán. Si el resultado es adverso o positivo, solo seguirá siendo una excusa para olvidarnos por un rato de todo eso. Si perdemos, el orgullo de los futboleros será herido y en unos días la tragedia pasará a ser un capítulo más de nuestra novela fanfarrona. Pero vos merecés otro final para los 90 minutos que debes jugar: un final que, arriba o abajo en el marcador, deje tu corazón complacido por defender tus colores que son los míos, con la misma entrega con la llegaste a ser hoy el mejor jugador de todos los tiempos.
Que sea por vos. Hoy pido que lo hagas valer por vos, que sos quien más lo merece.
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