El Sol transita el signo de Escorpio entre el 22 de octubre y el 22 de noviembre. Es un signo de agua y de modalidad fija, esta mezcla aglutina sensibilidad. Escorpio es femenino –o receptivo- y por ser fijo retiene y acumula sus emociones.
Concentra en sí todos los sentimientos -sobre todo los negados-: siente el dolor o la vergüenza que el resto pretende negar. Su cercanía a las emociones reprimidas es la base de su potencia. Encarna el rol del curador. Capta los miedos de su entorno para transformarlos. Este signo siempre propone ir a fondo en sus encuentros.
Su símbolo es la letra “m” –compartida con el signo de Virgo– asociada a la Virgen María, femenina y receptora de propósitos espirituales. En Escorpio esta sensibilidad se agudiza a través de este aguijón que expresa lo hiriente y oscuro de las emociones humanas.
El escorpión que lo representa es un crustáceo –blando por dentro y duro por fuera– igual que la personalidad escorpiana, ruda y omnipotente -en apariencia- para proteger su compleja sensibilidad interna.
Podés leer: La astrología empieza a ocupar un lugar nuevo en la sociedad
Su combinación agua y fijo aglutina la emocionalidad estancada y conecta con lo negado, con lo que da pudor y vergüenza: con los temas tabúes. Todo aquello que ha permanecido inconsciente deberá ser contactado en Escorpio.
La pulsión, el instinto, lo desconocido, lo misterioso y también lo menospreciado y ridiculizado (como lo esotérico y lo oculto) es propio de este signo. Escorpio precisa dar cuenta de lo retenido y denunciar lo que está contaminado. Al liberar lo oscuro recicla la vitalidad y permite que aparezca mayor autenticidad. Es el gran “purificador” que se potencia denunciando lo reprimido que pugna por salir a la luz.
Los signos regidos por planetas visibles solo con telescopio simbolizan difíciles desafíos. Escorpio -gobernado por el lejano planeta “enano” Plutón-, requiere una particular aceptación de su oscura percepción de la vida.
El escorpiano conecta con lo que el resto prefiere negar: con los temas tabúes -juegos de poder, sexualidad y muerte-. Su vida se vuelve un viaje de reconocimiento o padecimiento de su propia intensidad y potencia. La personalidad escorpiana oscilara entre sentimientos de omnipotencia e impotencia y fluctuará entre controles, culpas, furias y silencios.
Cuando un escorpiano se asusta de su propia intensidad tiende a escudarse en un estilo victimoso, intentando desentenderse de su potencia. Se aterra de su desmedida energía por percibirla destructiva y se ubica en el lugar del impotente para minimizar su fuerza demoledora.
En su rol de víctima, entrega poder a otros y se somete a desmedidos abusos. Proyecta su negada intensidad en personas pujantes de su entorno. Vive a la defensiva -acobardado y controlando- y en estado de sumisión.
Aunque pretende evitar lo intenso y lo oscuro, su vida gira –paradójicamente- siempre en torno a lo conflictivo. En sus ansias por evitar problemas se vuelve sumiso y resignado. Llamativamente, cuanto más pretende tranquilidad, más conflictos aparecen y cuanto más se victimiza, mas abusos padece.
El escorpiano fascinado con su propia potencia se cree dueño del mundo y se dispone a lograr sus objetivos caiga quien caiga. Supone que nada ni nadie lo podrá detener, se siente invencible pues cree saber cómo manipular a otros en pos de su propio beneficio.
Ocupa el rol del omnipotente, del victimario, del sometedor o del abusivo. Se vuelve inescrupuloso y toma decisiones sin medir riesgos ni daños. Le encantan los temas que a otros asustan, como la muerte, el dolor, el poder y el sexo. Incita y genera situaciones conflictivas sin importarle si está generando dolor. Juega con la muerte y manipula a las personas a su antojo con tal de alcanzar sus objetivos.
Tiende a ser cruel y perverso, y a manejar al resto desde el poder, el dinero y la culpa. Parece siempre resurgir de los conflictos y confirmar su fantasía de ser invencible e “inmortal”. La figura icónica de este estilo escorpiano es el vampiro que quita la sangre y la vida a otros para perpetuarse.
Podés leer: Horóscopo chino 2022: el Año del Tigre de Agua
Estas dos formas de ser escorpiano son extremistas y dañinas. La personalidad escorpiana deberá encontrar un estilo menos polarizado para ensayar formas más calmas de vivir su potencia, para bajar el dramatismo y evitar las actitudes extremistas. Comenzar a reconocer cómo arremeter sin importar consecuencias para luego rápidamente victimizarse -si la realidad frustra sus excesivas pretensiones- y reconocer esta intensidad sin asustarse ni justificarla será su primer gran paso.
Escorpio debe habitar su vigor con modos menos extremistas, realizar actividades que lo acerquen a su fuerte naturaleza denunciante de lo oculto y ejercitarse en comunicar a sus intensas apreciaciones con tiempos, tonos y modos correctos.
Si entiende que el registro ajeno es siempre más liviano que el propio, y se vuelve más consciente de su intensidad, logra evitar rechazos, conflictos, dolores y antipatías innecesarias. Es fundamental la suavidad en sus palabras y la ductilidad en sus acciones para poder ejercitar -sin asustar- su extraordinaria capacidad sanadora.
Potente, decidido, penetrante y pasional, posee una voluntad de hierro para insistir y alcanzar esforzados logros donde otros se dan por vencidos.
Posee una particular fortaleza y un inigualable valor para superar situaciones intensas y dolorosas. Sostenedor, comprometido y profundo. Tiene gran capacidad para acompañar cuando las cosas se ponen difíciles, y talento para curar heridas -físicas o emocionales-, pues no teme al dolor ni se aleja de los conflictos.
Cuanto más reconoce su potencia, más activa su cualidad curativa trabajando en caminos esotéricos, de sanación o de conocimiento espiritual. Es profundo, enigmático, magnético y misterioso. Resuena con el dolor y posee gran capacidad para escuchar sin juzgar ni encasillar. Sabe acompañar en situaciones de intenso sufrimiento con entrega y sin temor. Es sensible y compasivo.
Su talento para denunciar lo que está corrupto permite reciclar ambientes, resignificar apegos y purificar vínculos. Es el gran transformador del zodiaco, renueva y da más potencia a cada situación. Transmutador y regenerativo, transforma la realidad para construir proyectos superadores.
Su personalidad es alquímica y enérgica, con máxima capacidad para superarse y renacer.
Escorpio es extremista y dramático, y vive en continua lucha de antagónicos: se siente víctima o se convierte en victimario.
Voraz, exagerado y abusivo, no sabe vivir sin intensidad y tiende a “infernalizar” su vida. Es fanático y absolutista. Omnipotente y manipulador. Controlador, celoso y posesivo. Su identidad muta entre la omnipotencia y la impotencia. Le será difícil vivir sin excesos emocionales o evitar pensamientos extremistas y desequilibrantes.
Su dependencia emocional lo vuelve absorbente, trágico y fusionante. Dominado por las pulsiones básicas puede volverse dependiente sexual o someterse a complejos juegos de poder. Fascinado con la intensidad padece -y genera- situaciones abusivas en cualquier ámbito. Se deja controlar o intenta controlar a otros. Hace de la ocultación un arte. Es sarcástico, intrigante y rencoroso.
Tiene problemas para manejar el dinero fluidamente, puede gastarse todo sin medir su realidad económica o retener y acaparar en exceso sin permitirse disfrutar de lo que tiene.
Le atrae el poder de lo esotérico y lo oculto, y puede volverse dependiente de complejos guías psíquicos.
Paranoico, desconfiado, culpógeno y catastrófico, es extremista, padece y genera dolor, conflictos o antipatías innecesarias. Su exagerada tendencia hacia la agresividad y a la ironía lo vuelven autodestructivo y absolutista.
Crédito: Beatriz Leveratto, profesora de tarot y astrología.
Instagram: @bealeveratto.
Utilizamos cookies de terceros para mostrar publicidad relacionada con tus preferencias. Si continúas navegando consideramos que acepta el uso de cookies. Puede obtener más información en:
Politica de Privacidad