Normalmente, cuando tenés WhatsApp accedés fácil y rápidamente a todo tu entorno social (amigos, familia, conocidos, compañeros de trabajo…). Por ello te conviene saber cuándo y cómo usar mejor esta app.
El problema es cuando WhatsApp, o mejor dicho, la mala utilización de dicha aplicación, te aleja de quienes tenés cerca y, por el contrario, te acerca a quienes tenés lejos. No deja de ser un medio más de comunicarnos que hay que aprender a usar, ya que el mundo 2.0 no es más que una representación de lo que ya existe en el mundo real. Por ello, la premisa primordial sería: “No hagas o digas aquello que no harías o dirías cara a cara”.
Quizás sea más fácil expresar a través de WhatsApp aquellas cosas que no dirías cara a cara. Pero esto es un arma de doble filo, ya que al igual que podemos transmitir cosas positivas, podemos hacer lo contrario.
La premisa primordial sería: “No hagas o digas aquello que no harías o dirías cara a cara”
Además, la comunicación vía Whatsapp puede ser limitada, ya que faltan matices del lenguaje no verbal, tanto del que expresa como del que recibe el mensaje. Estar frente al otro hace que empatices con más facilidad con él. También así puedes modular tu mensaje al ver cómo tu interlocutor está recibiendo el mensaje al mismo tiempo que se lo dices. El problema no es la app en sí, sino el mal uso que puedes llegar hacer de ella.
El WhatsApp es un medio más de comunicación, con sus limitaciones. Una de ellas es transmitir emociones. Los emoticones pueden ser un acercamiento a la expresión emocional. El problema es que no son tan ricos como la expresión facial y corporal.
Los emoticones podrán ser útiles en el contexto del Whatsapp, pero están muy limitados a ese marco. Son prácticos, pero son modos estandarizados de expresión de las emociones. Las miradas, las caricias, los gestos o los abrazos no pueden ser en ningún caso sustituidos por los emoticones. Por muchos emoticones que existan, nunca igualarán a la comunicación cara a cara.
Aquello que no dirías verbalmente cara a cara, tampoco hay que escribirlo en el Whatsapp. Todas las expresiones que resulten demasiado tajantes, tienes que intentar matizarlas al máximo, para que el otro las interprete lo más fidedignamente posible a lo que quieres expresar. Es preferible no ahorrar en palabras para dar más, detalles y así no te expones a las malas interpretaciones.
Aquello que no dirías verbalmente cara a cara, tampoco hay que escribirlo en el Whatsapp
Para expresar lo que quieres tienes que saber exactamente lo que está llegando a la otra persona. Para ello tienes que pedir feedback (respuesta u opinión que nos da un interlocutor) al otro de cómo llega el mensaje. Esto lo puedes conseguir pidiendo al otro que te diga cómo entiende lo que le estás diciendo. Trata de utilizar la expresión “¿me explico?”, y no incomodes al receptor con el “¿me entiendes?”.
Es adictivo porque se refuerza de manera inmediata: escribo, veo el doble check azul y me siento aliviado en el momento. Para gestionarlo adecuadamente tienes que preguntarte en esos momentos si realmente es importante o urgente que te contesten o si se puede demorar sin problema. Dejar el móvil a un lado y dedicar el tiempo a otras cosas sin duda lo facilitará. Mostrar la hora de tu última conexión es una forma de facilitar el control que se debe evitar.
Todos aquellos que resultan importantes o conflictivos deben ser evitados en el Whatsapp. Lo ideal en cualquier tipo de interacción social es tratar los problemas en persona y evitar discutir por WhatsApp. El problema es que para algunas personas resulta más fácil abordar temas sentimentales o emocionales por Whatsapp, ya que cara a cara puede que les dé más reparo o vergüenza. Por ello es importante practicar la expresión de las emociones con las personas más cercanas de tu entorno.
Te propongo que pienses por un momento antes de poner en el Whatsapp a esa persona que es importante para vos: “¿Merece la pena discutir o decirle las cosas buenas solo por WhatsApp en lugar de decírselas en persona?
Hay que elegir también el momento para whatsappear de algunas cosas.
Ten claro que tu escritura no deja de ser la representación de cómo eres. Al igual que lo hacemos verbalmente, lo hacemos escribiendo. Todos tenemos nuestra forma de hablar, pero también tenemos nuestra forma particular de escribir. Ten cuidado con lo que escribes, ya que dice mucho de ti.
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