Porque la ejerces o porque la “disfrutas” como paciente, esta profesión que se dedica a sondear en las profundidades del ser y sus neurosis tiene mucho ofrecer a la hora de mirar con humor las cosas “serias” de la vida… Y de los vínculos. Para relajarte, para divertirte o para disfrutar con tu analista o terapeuta, compartimos los mejores chistes de psicólogos.
Si eres paciente, profesional o estudiante, te vas a divertir mucho con los mejores chistes de psicólogos que puedas encontrar.
Te invitamo a degustar los mejores chistes de psicoanalistas con ilustraciones de Matías Lainz, médico, homeópata y dibujante acostumbrado a abordar estos temas en sus muros bajo el nombre de Mattito.
Reírse se uno mismo, dicen, es terapéutico. El humor sana, aumenta las endorfinas, genera vínculo, hace bien… Aquí, la mejor selección de chistes y memes de psicólogos para regalarse una pausa, disfrutar y compartir.
Cuando una persona va a terapia, tiene un secreto profesional. A veces, los pacientes son los mismos que cuentan y hacen circular historias graciosas que ocurren en las sesiones y se convierten en geniales historias de psicólogos.
Aquí, chistes, memes e historias de psicólogos para combatir el “sufrimiento psíquico” a carcajadas.
Dos amigos con problemas de enuresis nocturna (se hacían pipí en la cama) deciden ir al psicólogo. Pedro escoge un terapeuta cognitivo conductual y, Antonio, un terapeuta militante de la autoestima a rajatabla. Luego de unos meses se reencuentran en una esquina.
-Antonio: ¡Pedro!… ¿Cómo estás de tu problema?
-Pedro: Estoy perfecto desde que voy a terapia. Todo gracias a que cada vez que me orinaba, sufría una pequeña descarga eléctrica por un aparato que me dio mi psicólogo que está investigando casos como el mío. Desde la tercera descarga no volvió a pasarme nunca más ¿Y tú cómo vas?
-Antonio: ¡Excelente!… Me orino todas las noches, pero me importa un carajo porque aprendí a quererme tal cual soy.
En la consulta del psicólogo, mirando el celular:
–Verá usted, vengo porque últimamente tengo problemas de atención…
–¿Desde cuándo nota eso?
–¿Desde cuándo noto qué?
-El psicólogo, para probar si se habían curado les pregunta: ¿cuánto es 4+4?
-El primer loco responde: caballo.
-El psicólogo pasa al segundo loco y el responde: cebra.
-El tercer loco levanta la mano y grita 8!!
-El psicólogo pregunta cómo lo supo y él le responde: Fácil, dividí caballo por cebra y me dió 8.
-Respuesta: Sakudo Tukoko.
Hay cuatro pacientes reunidos. El terapeuta les pide que se presenten, que digan cuál es su actividad y el motivo de sus elecciones más relevantes:
El primero:
– Me llamo Paco, soy médico porque me gusta que la gente esté sana.
El segundo:
– Me llamo Ángel. Soy arquitecto porque me gusta que la gente viva en casas bonitas.
La tercera:
– Me llamo María. Soy lesbiana porque me enloquecen las mujeres.
El cuarto:
– Soy Manolo, hasta hace unos minutos estaba convencido que era albañil… ¡Pero acabo de descubrir que soy lesbiana!
Mi psicólogo me dijo que estaba loca.
Le dije que quería una segunda opinión…
Y me dijo que también era fea..
– Antes buscaba la imagen de mi padre en todos los hombres que me pretendían. Ahora, gracias al psicoanálisis, doctor, he logrado enamorarme plenamente…
-Sí, es un progreso, pero todavía nos faltan algunas cosas, Ignacio…
Una pareja que lleva 30 años de matrimonio acude a terapia matrimonial. Cuando el psicólogo les pide que le detallen su problema, la mujer saca una lista que llega casi hasta el suelo y empieza a enumerar: no se siente querida, se siente sola, vacío, incomprensión, falta de deseo… En eso, el psicólogo se acerca a ella, la abraza y le da un largo y apasionado beso, mientras el marido se les queda mirando boquiabierto. La mujer se vuelve a sentar, muda de asombro, y el psicólogo se dirige al marido:
–Esto es lo que su esposa necesita, al menos tres veces por semana. ¿Cree que podrá hacerlo?
El marido lo sopesa unos segundos, y finalmente contesta:
–A ver, yo puedo traerla lunes y miércoles, pero los viernes tengo pesca.
Dos psicólogos se encuentran en un ascensor al final del día tras una dura jornada de trabajo. Uno de ellos está muy cansado, extenuado, en cambio, el otro, va contento y relajado. El primero le comenta:
-Oye, no entiendo cómo puedes estar así después de doce horas de tratar problemas con tus pacientes.
-El otro le contesta asombrado: ¡¡¡No me digas que tú los escuchas!!!
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