La elefanta “Mara”, que desde 1995 habitaba el Ecoparque porteño, arribó al Santuario de Elefantes de Brasil ubicado en Chapadas Dos Guimarães, en perfecto estado de salud y manifestando buen ánimo, informó la secretaría de Ambiente porteña a través de un comunicado.
Apenas salió de la caja jugó con agua y se tiró tierra con su trompa como lo hacía en el Ecoparque de la Ciudad; y sus acompañantes destacaron la tranquilidad y el buen ánimo que manifestó durante el viaje de 2.700 kilómetros, que duró cuatro días
El traslado se realizó por tierra y contó con un protocolo especialmente adaptado a las exigencias sanitarias requeridas ante la pandemia de coronavirus.
Si bien no es necesario un proceso de cuarentena, ya que el mismo fue completado exitosamente en el Ecoparque porteño, sí será necesario un período de adaptación que estará a cargo del personal técnico del santuario donde se la relacionará con su nuevo ambiente, dieta y manejo en general. El tiempo que dure esta adaptación dependerá de la evolución de Mara durante este proceso.
“Que Mara esté hoy en Brasil es el resultado de una decisión que tomamos hace mucho tiempo, cuando decidimos transformar el Ecoparque. Hace unos años veíamos este hito como algo lejano, casi imposible. Trabajamos todos los días cumpliendo con todos los pedidos y las regulaciones legales. Un día nos sorprendió la pandemia, adaptamos el protocolo, y hoy, Mara camina en un ambiente natural por primera vez en su vida”, aseguró Eduardo Macchiavelli, secretario de Ambiente porteño.
Por su parte, Federico Iglesias, subsecretario a cargo del Ecoparque que acompañó a Mara durante su traslado destacó que “fue fundamental el trabajo que se hizo con Mara previo a su salida y el apoyo que tuvimos de muchos de los actores involucrados para que el santuario sea la nueva realidad de Mara”. Y agregó:
El viaje fue largo, pero en todo momento la elefanta estuvo muy bien y de muy buen ánimo además de estar permanentemente monitoreada por veterinarios y cuidadores
En la tarde del sábado 9 de mayo, Mara caminó lento por su recinto en el Ecoparque porteño e ingresó voluntariamente a la caja de traslado; minutos más tarde, su cuidadores, veterinarios y personal que trabajó en su entrenamiento y cuidado la despidió con caricias y lágrimas antes de comenzar su viaje.
Mara viajó despierta, no abandonó la caja en ningún momento y fue monitoreada cada dos o tres horas por el equipo técnico que la acompañó, alimentó, limpió y la evaluó hasta Foz de Iguazú. Durante el viaje comió frutas y verduras, alfalfa, bambú y una nutrición suplementaria.
El cambio se hizo con una grúa ¡y Mara sigue muy tranquila! Está comiendo con normalidad y disfruta del follaje nuevo que le están dando: hojas de palma y banano, ramas de mango y más. ¡Ya falta muy poquito para llegar al santuario! #ElCaminoDeMara pic.twitter.com/CgQgnK0iOL
— EcoparqueBA (@ecoparqueBA) May 13, 2020
Ya en Brasil
En la mañana del lunes, ya en la Aduana, se realizaron los trámites pertinentes, el equipo de veterinarios y cuidadores del Ecoparque se despidió de Mara y tomó la posta el equipo del Santuario de Elefantes que se encargará de Mara de ahora en más.
En la mañana del martes 13, la caja de traslado de Mara se cambió a un camión más chico y adaptado para la ruta brasileña, hasta que pasado el mediodía de hoy, Mara descendió voluntariamente de la caja y caminó tímidamente por el campo.
Durante todo el viaje estuvo activo el protocolo de prevención de contagio en donde se minimizó el riesgo frente a la pandemia para todas las etapas del traslado.
Mara era la única elefanta asiática del Ecoparque porteño y compartía su recinto con dos elefantas africanas, Kuky y Pupy, dos hermanas nacidas en el Parque Kruger de Sudáfrica.
Se estima que Mara tiene entre 50 y 54 años (la esperanza de vida en cautiverio para esta especie es de 75 años) y llegó al antiguo zoológico porteño el 16 de octubre de 1995 debido a un decomiso judicial por la quiebra del Circo Rodas.
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