Hace unos días me contactó una paciente preocupada por las celebraciones de fin de año. El encierro y el distanciamiento con la familia, junto a su preocupación por lo que podrían significar las reuniones familiares me puso en alerta. La pandemia y las cuarentenas y confinamientos llevan muchos meses y la percepción del riesgo en las personas ha cambiado a través del tiempo.
Las fiestas de Navidad y el nuevo año son todo un tema por definición: cada uno las vive como puede y no siempre como quiere. Por si fuera poco, las de este año serán tan particulares y tan excepcionales como ha sido el 2020.
Los argentinos y muchos otros países han demostrado conductas de confinamiento y encierro aceptables, aunque a veces ha costado que se entienda su finalidad.
Las fiestas suelen ser vividas como un momento de encuentro familiar y social y, por eso, lo primero que debemos saber es que estas fiestas serán diferentes: habrá que hacer un sacrificio como lo hicimos todo el año.
Este tiempo de encuentro familiar incluye a las personas mayores de la familia y por ellos debe ser ese sacrificio, pensándolo como un tiempo que, seguramente y a la luz de las últimas noticias respecto de las vacunas, seguramente será diferente.
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Llevamos más de 10 meses de pandemia y la fatiga comienza a notarse. Por eso es
importante comprender que, así como nos encerramos cumpliendo las normas, también debemos des-confinarnos cumpliendo ciertos principios que ya a esta altura todos deberíamos intuir cuanto menos.
La actual segunda ola en Europa nos muestra que la convivencia con el nuevo virus implicará nuevos encierros si no actuamos con responsabilidad y sentido comunitario. Por eso, es necesario tomar medidas de prevención
Lo primero que debemos pensar es en el grupo que asistirá. Debe ser un grupo
idealmente donde no sean más de dos grupos de convivencia diferente y donde el número de concurrentes no debería pasar las diez personas incluyendo a los niños y niñas. Debemos pensar en el lugar donde nos reuniremos, si es al aire libre mejor. De lo contrario, debe haber buena aireación, debe circular el aire.
El tiempo que dure la reunión también es importante porque sabemos que, a mayor tiempo de exposición, hay más posibilidades de contagio: debemos pensar en un encuentro más corto que el habitual.
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También debemos considerar la conducta de quienes asistan. El lavado de manos de duración suficiente (20 segundos) es fundamental al llegar. Es importante que lleven cubrebocas el mayor tiempo posible y que cada uno respete y tenga identificados sus utensilios y vasos.
Si bien la evidencia muestra que el contagio por contacto de superficies o por la preparación de los alimentos es muy poco probable, debemos respetar estos principios.
Un aspecto importante es quién no debe asistir al encuentro familiar. Renunciar al convite es pensar en el otro, es cuidar a nuestros afectos. Si tuvimos fiebre los días previos, dolor de garganta, pérdida de olfato o sospechamos simplemente que pudimos estar expuestos a una situación de contagio.
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Por último, es importante recordar que cuánto nos movilicemos también influirá en la posibilidad de contagio. Por ello, lo recomendable es movilizarse lo menos posible, asistir a la reunión y regresar. Salir de nuestro hogar lo menos posible.
Pensemos que en nuestro país un aumento en el número de contagios navideños o de año nuevo implicarán medidas de encierro en medio del verano y, probablemente, un inicio de curso lectivo, académico y legislativo con restricciones. Pero, lo más importante, será sufrimiento, ingresos hospitalarios y, seguramente, más pérdidas humanas. Celebremos con responsabilidad.
En estas Navidades debemos pensar y charlar en familia, como un gran gesto de amor:
– ¿Con quiénes y cuéntas personas compartiremos la mesa?
– ¿Qué medidas de prevención tendremos y ofreceremos?
– ¿En qué lugar realizaremos el encuentro?
– ¿Cuánto durará la reunión?
De esa manera, podremos transitar este último tramo de la pandemia minimizando riesgos y cuidando más que nunca a los que más queremos. Falta poco. Un esfuerzo más es el mejor regalo que podemos hacer.
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