Hace unos días se jugó la final de futbol americano el evento deportivo más visto de la televisión, el Superbowl, un deporte que para muchos países de Iberoamérica es aún poco usual y que, desde los Estados Unidos, saltó para convertirse en un espectáculo mundial.
Este año la cita tuvo varias particularidades. Por un lado, la pandemia hizo que apenas hubiese algo más de 25.000 personas en el estadio y que el show del medio tiempo no haya tenido grandes invitados más allá de la estrella central. Sin embargo, hubo detalles que no deberían pasar por alto, ya que marcaron un hito en la historia de este evento.
Al inicio, la aparición de la joven poeta Amanda Gorman erizó la piel de los televidentes como lo hizo durante la lectura de su poema en la asunción del Presidente Biden semanas atrás. Fue la primera vez que en este evento una poeta es invitada, invitación aun más especial si pensamos que la joven Amanda tiene 23 años y que ya manifestó su intención de ser Presidenta de Estados Unidos en 2036 y que tiene entre sus fans a Michelle Obama y Hillary Clinton.
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Pero, como para compensar este derroche de juventud y futuro, también pudimos presenciar otras dos personas “maduras” que hicieron historia. El gran Tom Brady, que a sus 43 años conquistó su séptimo campeonato, algo que nunca se hubiese pensado dado el desempeño físico que exige este deporte. Pero, si uno analiza el juego y trayectoria de Brady, esta conquista tuvo todo lo que la experiencia nos puede brindar a las personas el paso del tiempo, aunque no seamos Brady.
El capitán o “mariscal de campo” hizo gala de su experiencia, su templanza a la hora de enhebrar las jugadas y la tranquilidad para liderar un equipo hacia un logro impensado frente a los últimos campeones que tuvieron como capitán al jugador de mayor proyección en el futuro de esta liga: Patrick Mahomes.
Brady mostro hasta el final que se puede prolongar un rendimiento sobresaliente en esta alta competencia hasta una edad nunca antes vista
De la mano de entrenamiento, la dieta, pero también de decidir con calma, de pensar en proyección y gestionar una táctica al largo de todo el partido que resulto en una paliza no esperada para el equipo contrario.
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Tom Brady mostró la capacidad de reinvención de las personas cuando supuestamente deberían estar retirados de lo que siempre hicimos o nos gustó.
Mientras los colegas de su edad juegan al golf, él protagonizaba su décima final de un Superbowl y la ganaba. Como dato anecdótico, solo el mencionado Patrick Mahomes y Deshaun Watson lanzaron para más yardas que Brady, y solo Aaron Rodgers de los Packers lanzó para más touchdowns. Toda una muestra de vigencia física.
Además, Tom Brady dejó dos lecciones sobre la capacidad de liderazgo que la edad nos puede dar. El quarterback más añoso de la liga no dejó pasar oportunidad que se le presentó y, no solo eso, la ventaja que obtuvo de ellas fue definitoria para el resultado final. Una toma de decisión precisa y ajustada para disminuir el error, algo que sabemos aumenta con la edad.
Lo segundo, que siempre caracterizó a Brady, fue su foco en el futuro. Al momento en que los líderes dejan de establecer metas y aprender, interrumpen el potencial de sus habilidades de liderazgo. Esto aplica para todos nosotros.
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El otro protagonista de la gran final fue el entrenador de Tampa, el equipo de Brady. El coach Bruce Arians que, a sus 68 años, se convirtió en el entrenador de mayor edad en conseguir semejante trofeo. Por si fuera poco, tanto Arians como el entrenador del equipo contrario, Andy Reide de 62 años, conformaron la pareja de entrenadores más mayores en disputar esta instancia final. Todo un récord por donde se lo vea.
El espectáculo del domingo, que se calcula fue visto por mas de 180 millones de personas en el mundo, fue una muestra del liderazgo y oportunidades que supone la nueva longevidad
Quienes conocen al entrenador Arians cuentan que su filosofía se puede resumir en una frase: “Sin riesgo, no tienes recompensa. No puedes vivir asustado”. Algo que también nos quedo claro con la conducta de Brady que sostiene que los líderes siempre deben establecer nuevos objetivos y responsabilizarse de cumplirlos. Tiene que haber un deseo de seguir buscando el éxito. Como cuando siendo jugador de los Patriots Brady le dijo al joven Mahomes ”Quédate con el proceso y sé quién eres”.
Los líderes exitosos aprovechan al máximo cada oportunidad que se les brinda. Incluso si no tienen éxito al principio, siguen avanzando hacia sus objetivos. Se necesita determinación y humildad para superar los fracasos del pasado y aprender de ellos para el futuro. Eso es la nueva longevidad, eso es el futuro.
También es asumir riesgos. Pensar la vida como una carrera de largo aliento, una maratón, donde lo importante es cruzar la meta sabiendo que el objetivo fue alcanzado.
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Algo quizás demasiado nuevo para pensar en tiempos de urgencia como los que se viven, pero no por eso, fuera de la realidad como quedo en evidencia el domingo durante el Superbowl.
Un futuro que puede ser pensado, planificado y soñado como ya se plantea la joven poeta Amanda Gorman y su sueño presidencial. Una adelantada de la nueva longevidad.
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