España es un país con costumbres religiosas muy arraigadas, y dentro de su amplia gastronomía, los roscos o rosquitas fritas forman parte del menú tradicional de la Cuaresma y la Semana Santa. Estos dulces, cargados de simbolismo y sabor, son infaltables en muchos hogares durante esas fechas, aunque su popularidad ha trascendido las festividades y hoy se preparan en cualquier época del año.
Qué vas a encontrar en esta nota:
Rosquitas fritas azucaradas
Entre los postres típicos de estas celebraciones, el chef Lucas Martí Boldrini eligió compartir con nosotros la receta de los roscos fritos azucarados. Una propuesta sencilla, hogareña y deliciosa que invita a rescatar la tradición española y a disfrutar en familia o con amigos.

El encanto de los roscos
Los roscos fritos, también conocidos en algunas regiones como rosquillas, tienen siglos de historia. Se dice que sus orígenes se remontan a la cocina conventual, donde las monjas los elaboraban como ofrendas y regalos en fechas religiosas. Con el tiempo, la receta se expandió por todo el país, adaptándose a las particularidades de cada región: algunas versiones incluyen anís, otras vino blanco, y en muchos casos se preparan con limón en lugar de naranja.
Más allá de los matices, todas comparten algo en común: son un dulce casero que transmite calidez, sencillez y hospitalidad. No hay sobremesa de Semana Santa en la que falte una bandeja de roscos espolvoreados con azúcar, acompañados por un café o un licor casero.
Lucas Martí Boldrini lo resume con una idea clara: “esta receta es simple pero muy sabrosa, y podemos hacerla durante todo el año para sorprender a nuestros amigos a la hora del café”.

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Ingredientes
- Harina 750 gramos.
- Polvo royal 1 sobre.
- Leche 200 mililitros.
- Azúcar 300 gramos.
- Aceite de Oliva Extra Virgen 250 mililitros.
- Huevos medianos 3.
- Ron negro 70 mililitros.
- Ralladura de 1 naranja.
- Sal, 1 pizca.
- Aceite para freír, cantidad necesaria.

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Preparación paso a paso
Freír y azucarar
Freír en abundante aceite caliente hasta que estén doradas, dándolas vuelta a media cocción. Retirar y escurrir sobre papel absorbente. Antes de que enfríen, espolvorear con azúcar blanca.
Batir los líquidos y el azúcar
En un bol grande, batir los huevos con una pizca de sal y la leche. Cuando esté todo integrado, añadir poco a poco el azúcar.
Incorporar el aceite y la ralladura
Agregar el Aceite de Oliva y la ralladura de la naranja. Es importante recordar que solo se utiliza la parte de color, ya que la parte blanca es amarga.
Añadir la harina y formar la masa
Mezclar la harina con el polvo Royal y tamizarla para evitar grumos. Incorporar poco a poco a la mezcla líquida, ayudándose con una espátula. Si la masa lo pide, añadir un poco más de harina. Amasar sobre la mesada hasta obtener un bollo liso y firme, pero manejable.
Reposo
Colocar la masa en un bol limpio, tapar con un paño y dejar reposar durante unos 90 minutos. Este tiempo es fundamental para que la masa adquiera la textura ideal.
Formar las rosquitas
Tras el reposo, dividir la masa en 4 o 6 partes. Estirar en forma de tiras de unos 1,5 cm de diámetro y cortar porciones de 10 a 12 cm. Unir los extremos para formar la rosquita.
Otra opción es tomar porciones del tamaño de una mandarina, formar bollitos y hacer un agujero central con el pulgar.

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Roscos y otras delicias tradicionales
Los roscos fritos forman parte de una larga lista de dulces españoles ligados a la tradición religiosa. Entre ellos se destacan las torrijas, elaboradas con pan remojado en leche y huevo, también típicas de Semana Santa. O los pestiños, otra receta frita muy popular en Andalucía, aromatizada con miel y anís.
Esta conexión entre religión y gastronomía refleja cómo la comida se convierte en un lenguaje cultural que une generaciones. Preparar roscos no es solo cocinar: es mantener viva una costumbre, compartir un momento de encuentro y darle continuidad a una receta que ha viajado en el tiempo desde las cocinas conventuales hasta nuestros hogares modernos.

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Una receta para disfrutar todo el año
Aunque su origen esté ligado a la Semana Santa, los roscos fritos no conocen calendario. Son ideales para una merienda de domingo, para una sobremesa en familia o como detalle dulce para agasajar visitas. Su preparación sencilla y su sabor inconfundible los convierten en un clásico que siempre conquista.
La próxima vez que tengas antojo de algo dulce, rescata esta receta. Con pocos ingredientes, un poco de paciencia y el aroma de la ralladura de naranja, podrás llevar a tu mesa un pedazo de tradición española que, como bien dice Lucas Martí Boldrini, nunca pasa de moda.
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