El celular es la pantalla más importante en la vida diaria de los chicos en todo el
mundo. Lo intuímos y lo confirma una encuesta online realizada por Motorola en marzo de 2019 (“Quiz Phone Life Balance”), en el marco de una campaña global para generar conciencia sobre el uso (y abuso) del Smartphone. En la misma participaron 2.500 adolescentes argentinos, que en sus respuestas alumbraron un dato que alarma: 7 de cada 10 jóvenes de 10 a 19 años chequea su teléfono móvil por la mañana, aún antes de levantarse de la cama.
Según la encuesta, el teléfono movil se ha convertido en la primera pantalla que entra en contacto con los adolescentes cuando comienza su día. Y no es un fenómeno exclusivamente argentino: en Estados Unidos, 8 de cada 10 adolescentes se conectan a un dispositivo menos de cinco minutos después de despertarse. Es más: mandan un promedio de 100 textos por día, un 80% duerme con sus celulares, y un 45% no se desconecta nunca.
Las cifras pueden impactar, pero no sorprenden. Mirar el teléfono es lo primero que hacen los jóvenes al despertarse y, posiblemente lo último que realizan antes de acostarse. La mayoría de ellos, en todo el mundo, duerme con el móvil en su cuarto
Las habitaciones de los chicos se han convertido en verdaderos universos tecnológicos. La mayoría duerme en un espacio poblado de pantallas. En todo el mundo, dicen los estudios internacionales, los dormitorios de los más jóvenes cuentan con televisor, celular, computadora, MP3, MP4, consolas. En este contexto parece natural que lo primero que hagan ni bien se despiertan sea chequear el smartphone.
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“La presencia de tecnología en el cuarto generó una relación más íntima entre los adolescentes y las pantallas”, explica Roxana Morduchowicz, doctora en comunicación, consultora de Unesco y autora del libro Ruidos en la web. “Los usos hoy son más individuales y están muy lejos de la tradicional imagen de la familia del siglo XX reunida en el comedor frente al único televisor de la casa para compartir el mismo programa. En el siglo XXI las pantallas se multiplicaron, están en cada habitación y promueven una práctica más personal y más prolongada: tener tecnología en el cuarto significa pasar más tiempo con las pantallas”, agrega la doctora.
Por eso, especialistas en todo el mundo sugieren que, en edad escolar primaria, se evite equipar la habitación con tecnología. “Es mejor que las pantallas se ubiquen en espacios compartidos de la casa, un comedor, un escritorio o la cocina. Las investigaciones reflejan que, de esta manera, se reducen las horas que los chicos pasan con las tecnologías y, sobre todo, se evita que las usen en soledad, ya que sus cuartos suelen ser territorios a los que muchos adultos no entran”, afirma Morduchowicz.
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“Si los padres quieren evitar que los adolescentes miren el celular antes de levantarse de la cama (porque duermen con el móvil en su cuarto), hay una alternativa que es de fácil implementación: por la noche dejar cargando todos los celulares en el comedor”, recomienda Morduchowicz. “No solo se evita así que los
chicos chequeen el celular desde la cama al despertarse por la mañana sino que impide que duerman con el móvil encendido junto a ellos por la noche, conectados a la pantalla las 24 horas.”
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