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Fabio, el robot despedido de un supermercado por “trabajo ineficaz”

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El temor de que los robots puedan tomar el trabajo de los humanos puede haber sido un miedo infundado, especialmente después de que el primer dependiente cyborg de Gran Bretaña fuera despedido tras apenas una semana de trabajo y varias decenas de clientes confusos.

En un experimento dirigido por Heriot-Watt University para Six Robots & US de la BBC, se le pidió a la cadena de supermercados escocesa Margiotta que probara ‘ShopBot’, un asistentye robótico a quien cariñosamente llamaron “Fabio”.

Fabio fue programado con instrucciones para llegar a cientos de artículos en la tienda emblemática de la compañía en Edimburgo, y en un principio cautivó a los clientes con su saludo “hola hermoso”, sus juguetones chasquidos, sus chistes y abrazos.

La tarea del robot fundamentalmente consistía en contestar a las preguntas de los clientes y orientarlos con corrección y gentileza. “¿Dónde puedo encontrar una cerveza?”, le preguntaban. Pero las respuestas del autómata eran poco útiles, acaso irónicas: “En la sección de bebidas alcohólicas”.

Al ingresar al supermercado, después de dar respuestas como la citada antes, lo descendieron de categoría. Su nueva tarea fue invitar a los clientes a degustar comidas, pero tampoco allí lograba competir con sus colegas humanos.

Mientras que los empleados de carne y hueso podían atraer cerca de 12 clientes en 15 minutos, Fabio apenas lograba acercar a dos.

“Pensamos que un robot era una gran adición para mostrar a los clientes que siempre deseamos hacer algo nuevo y emocionante”, dijo Elena Margiotta, que dirige la cadena de tiendas con su padre Franco y su hermana Luisa.

“Desafortunadamente, las prestaciones de Fabio no eran las esperadas”, explicó luego la propietaria del establecimiento. “Las personas lo evitaban”, dijo.

Sus colegas de trabajo, por su parte, se encariñaron con el robot. Algunos de ellos lloraron al enterarse del despido de Fabio. Una reacción que sorprendió al propio laboratorio de la Universidad Heriot-Watt de Edimburgo, que programó al autómata.

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