El cartel, a primera vista parece una “nota de color”: “En esta obra no silbamos a las mujeres y estamos en contra del acoso callejero”, anuncia el letrero colocado en la obra en construcción que se realiza en calle 11 entre 44 y 45, en pleno centro de La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires.
Los albañiles que trabajan en la obra afirman identificarse con la consigna y cumplirla. Más aún, dicen que no les preocupan las eventuales “cargadas” de otros trabajadores de la construcción de obras cercanas.
El promotor de la idea fue el arquitecto Fernando Battista, quien vio un cartel similar en una obra realizada en México y pensó que la iniciativa era muy buena, un aporte concreto para un cambio cultural nada sencillo de concretar, más allá de los avances que se van logrando en materia de normas legales vigentes.
En efecto, el antecedente mexicano parece formar parte de una campaña por el respeto a la mujer reflejada en al menos 22 obras de la capital de ese país.
Battista no se limitó a poner el cartel y conversarlo con sus albañiles. Lo publicó luego en facebook, donde recibió varias adhesiones aunque también un comentario crítico que muestra el largo camino a recorrer: “Muy bien, pero creo que está demonizando y estigmatizando al actor de una obra, (albañiles, arquitectos, etc)”.
Lo cierto es que también en Perú se puede encontrar carteles con el mismo texto y el anuncio de que los trabajadores de la construcción “le declaran la guerra al acoso callejero”.
En diciembre de 2016 se aprobó en la Ciudad de Buenos Aires una norma contra el acoso callejero: conforme al artículo 65 bis del Código Contravencional, “quien acosare sexualmente a otro, en lugares públicos o privados de acceso público, siempre que el hecho no constituya delito, es sancionado con dos a diez días de trabajo de utilidad pública y multa de 200 a 1000 pesos”.
Esa disposición entrará en vigencia en pocos días y apunta a terminar con patéticas costumbres que, en los hechos, discriminan y cosifican a las mujeres pero, además, son a veces el primer paso de actos de violencia, capaces de conducir a delitos de mayor gravedad, delitos repugnantes que es preciso erradicar.
Las leyes, bien lo sabemos, son herramientas necesarias para cualquier avance social pero la clave está en que realmente se apliquen. Para ello resulta indispensable modificar las conductas sociales.
En el caso concreto, desterrar la prepotencia machista y asumir como sociedad, de una vez por todas, que quien no respeta a rajatablas los derechos de la mitad del género humano -discriminada y, demasiadas veces, abusada, durante la mayor parte de la historia- está fuera de la Ley y debe responder por ello.
Carteles como el de La Plata, iniciativas como las de México y Perú, marcan la senda a seguir. Podríamos decir que, contrariamente a lo planteado en el comentario a la foto del cartel en el muro de facebook del Arquitecto Battista, nada mejor que un letrero con ese texto para mostrar que los trabajadores de la construcción -y los hombres en general- podemos liberarnos del nefasto estigma del machismo.