¿Por qué tiene sentido leer esta nota? ¿Por qué los usuarios de internet debería interesarse por el principio de neutralidad?
La respuesta es simple: porque una de las claves de la red que tantos cambios ha generado y genera en la vida moderna es la igualdad entre sus usuarios.
Dicho en palabras sencillas, hasta ahora las compañías de telecomunicaciones, las que proveen el acceso a internet, no podían bloquear contenidos ni reducir la velocidad del tráfico
Todos podíamos ver lo mismo y el tiempo para acceder a los contenidos dependía en todo caso de la calidad de la conexión. Además las compañías tenían prohibido dar un tratamiento preferente a sus contenidos respecto de los de los demás.
Estos principios básicos son los que acaba de modificar en los Estados Unidos la Comisión Federal de Comunicaciones, derogando la norma del año 2015 –aprobada por la administración Obama- que garantizaba el mencionado principio de neutralidad.
Desde ahora las empresas de telecomunicaciones podrán reglamentar y restringir el acceso a determinados contenidos –por ejemplo, cobrando por ellos- y priorizar a quienes les paguen una suma adicional, haciendo más lenta la conexión para los que no lo hagan
Un ejemplo dado por diversos medios al comentar la noticia es el de empresas como Netflix que demandan una velocidad de conexión que ahora podría ser mucho más costosa. No bastaría lo que se le paga a Netflix sino que habría que abonarle un extra –al estilo de los servicios codificados de televisión por cable- a la compañía que da el servicio de internet.
Por eso se habla de que la nueva norma abrirá –en los Estados Unidos- una brecha entre los que puedan pagar la diferencia y los que no estén en condiciones de agregarla a su presupuesto.
En paralelo miles y miles de pequeñas empresas basan buena parte de su negocio –cuando no todo- en la red. Si la velocidad del tráfico pasase a depender de pagar extras a las prestatarias todo indica que las grandes compañías lograrían rápida ventaja por su mayor poder económico.
En suma la medida afectaría el uso igualitario de internet, aplicaría dentro de ella una suerte de segregación basada en el poder adquisitivo y concentraría aún más los negocios en las grandes compañías monopólicas
No es aventurado pensar que todo eso afectará la libertad de información y expresión de las personas y las posibilidades de desarrollo de los pequeños y medianos emprendimientos.
Internet nació como una red descentralizada a la que cada usuario accedía en las mismas condiciones que los demás. Marcó de ese modo un avance extraordinario en las comunicaciones y en su democratización, sobre todo a medida que su crecimiento desbordó cualquier previsión y se convirtió en un inédito fenómeno masivo al cual acceden miles de millones de personas en todo el mundo.
Se estima que la mitad de la población del globo, más de 3.750 millones de seres humanos, son usuarios de internet y la cifra no para de crecer día a día. Para darnos una idea de la incidencia del desarrollo tecnológico, la mitad de los usuarios acceden por medio de sus celulares.
Esta medida de la administración estadounidense parece ir en contra de la esencia integradora y democratizadora que ha inspirado a la red.
Los usuarios tenemos la palabra. Hagamos uso de ella.