Cada vez que Obama visita un país, centenares de hombres y recursos se movilizan con él. La vedette es el Cadillac One y el Cadillac Two suelen ser los vehículos diplomáticos que usará el presidente de los Estados Unidos en cada visita.
El servicio secreto se refiere al vehículo con el nombre de La “Bestia”
Las dos “Bestias” viajan junto a un Chevrolet Suburban, apodado Roadrunner, que representa una oficina móvil de comunicaciones de laminación diferencial, conectada a un satélite militar.
Son transportadas vía aérea, tanto para las actividades nacionales como internacionales, en un C-17 Globemaster III de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
El servicio secreto diseñó el coche con General Motors para blindarlo contra ataques bioquímicos. Resiste el impacto directo de bombas o disparos de francotiradores.
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De acuerdo con General Motors, “la Bestia” es la combinación de una limusina Cadillac con la estructura de una camioneta GMC. A pesar de que el precio no se ha publicado, de acuerdo con el diario británico The Guardian, cada limusina cuesta al gobierno de los Estados Unidos $1.000.000 USD.
Gran parte de las especificaciones es información clasificada por razones de seguridad.
El auto del Presidente de Estados Unidos
Su carrocería está construida en aluminio, acero y titanio, capaz de resistir disparos de cohetes y ataques con armas químicas.
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Las ventanas tienen un grosor de 127 mm y las puertas de casi 254 mm y posee neumáticos tipo Run Flat que le permiten, en caso de sufrir disparos, avanzar hasta 100 kilómetros a toda velocidad.
Solo la ventana del presidente y la del chofer se pueden bajar, las otras son fijas.
Debido al grosor y oscuridad del vidrio, la mayor parte de la iluminación natural se ve reducida, siendo está compensada con un sistema de iluminación fluorescente.
Semejante tonelaje hace que no sea demasiado eficiente, consumiendo una media de un litro de combustible cada cuatro kilómetros. Tampoco es demasiado rápido, su velocidad máxima es de 100 kilómetros por hora y tarda aproximadamente 15 segundos en acelerar hasta ese punto.
El automóvil tiene capacidad para siete personas. Los asientos delanteros (2 personas) poseen una consola con un centro de comunicaciones. Una pantalla de cristal divide la parte frontal con la posterior, siendo únicamente activada desde el mando presidencial. Los tres asientos posteriores que miran hacia el fondo, cuentan con la posibilidad de ser plegados. Los dos asientos posteriores están reservados para el presidente y un acompañante, pudiendo reclinarse individualmente.
Los compartimientos del interior contienen un equipo de comunicaciones que interfiere las señales de celular en un amplio rango. En caso de que el mandatario sufra un atentado, en el interior del vehículo hay almacenada sangre del mandatario para transfusiones de emergencia.
Su único problema: una rampa
Ni misiles, ni ametralladoras, el único problema que ha tenido hasta la fecha ‘La bestia’ ha sido una empinada rampa que no pudo pasar durante la visita oficial de Barack Obama a Dublín en 2011.
El incidente tuvo lugar en la Embajada de EEUU en la capital irlandesa. El vehículo quedó encallado en la rampa de salida con la pareja presidencial a bordo, a quienes no les quedó más remedio que bajarse de ‘La bestia’ y esperar a otro coche más funcional.
En las giras nacionales, el Cadillac One muestra la bandera presidencial y la nacional estadounidense, que son iluminadas por lámparas direccionales en el vehículo.
Cuando el presidente realiza una visita de estado al extranjero, la bandera presidencial es remplazada por la del país anfitrión.