Como todos los mundiales, las calles de los barrios más populares en Brasil se visten de gala para la celebración: consiste en pintar las calles, y veredas con los colores verde y amarillo y adornar con guirnaldas cada rincón para alentar a la ‘canarinha’.
Sin embargo, en un clima enrarecido por la crisis económica y política, sumado a la incertidumbre para las elecciones de octubre, en el barrio Real Copagre de Teresina, capital del estado de Piauí, un grupo de vecinos se rebeló y decidió pintar sus casas con la celeste y blanca.
La inusual hinchada argentina está ubicada en la Rua 8 en un barrio, de 5.800 habitantes, se llama Real Copagre porque allí en la década del sesenta había un club social donde se jugaba a las cartas, principalmente a un juego conocido como Real Copag. Copag es la marca de cartas más famosa de Brasil.
“Desde hace un tiempo queríamos hacer una protesta por causa de las cosas que ocurren en el país. Hablé con la comunidad y resolvimos hinchar a favor de la Argentina”, dijo Raimundo Pereira Junior, quien trabaja polarizando vidrios de automóviles.
La Rua 8 se convirtió en una atracción turística y en noticia nacional porque la protesta también incluye ser fiel al equipo de Jorge Sampaoli
“Vamos a juntarnos el sábado a ver a Argentina-Islandia y no el domingo, que juega Brasil contra Suiza”, contó Pereira, el hombre más buscado por la prensa brasileña luego de haber invertido el equivalente a 2000 pesos en pintura.
Las casas también tienen el sol en el medio de las franjas celeste y blanca, para que no exista confusiones. Vecinos de las trece casas de la Rúa 8 del barrio popular debieron ser convencidos por Pereira para dejar de expresar el amor por la “verdeamarela”.
“Sólo uno no aceptó, dijo que pese a todo lo que ocurre en el país seguirá hinchando por la selección”, relato el impulsor de la medida
“La verdad es que decidimos hinchar por Argentina por esta revuelta que hay en Brasil, no creemos más en Brasil ni en el equipo. En 2014 estaba todo pintado de verde y amarillo pero tuvimos el 7 a 1, lo que también generó un malestar”, contó el autor de la iniciativa para hinchar por Messi. El sábado ante Islandia será el primer desafío del barrio: “Veremos como nos va”.
Un clima enrarecido frente a la selección invadió a los hinchas brasileños, sobre todo en las redes sociales hay un debate con respecto a la conveniencia de usar o no camisetas amarillas oficiales de la Confederación Brasileña de Fútbol, cuyos últimos últimos tres presidentes están acusados de corrupción y uno de ellos, José María Marín, preso en Estados Unidos.
Es que la camiseta quedó identificada con quienes pidieron la caída de Dilma Rousseff en 2015 y 2016 en las manifestaciones y ahora se la asocia con Michel Temer, el presidente con mayor rechazo en la historia de Brasil, según la última encuesta del domingo de Datafolha.
Partidos de izquierda confeccionaron remeras rojas con el escudo de la selección como alternativa a la amarilla identificada con las protestas de una multitud que ahora está más silenciosa.
Fuente: Telam / MisionesOnLine