Viernes Santo: desde el duelo y la sombra hasta la luz y la libertad

La simbología del Viernes Santo nos convoca a sumergirnos en lo más profundo para, luego, desde allí, ver la luz.

El Viernes Santo es un día difícil. Es el día en el que el Maestro Jesús carga la cruz hasta el lugar en donde será crucificado. Es un día espiritual y astrológicamente compatible para trabajar con temáticas de cargas y nudos en nuestras vidas. La Cruz, ese símbolo de peso, de Karma, esa mochila de piedras, la acarreamos varias vidas. Meditar acerca de lo que se sigue repitiendo y sobre por qué no podemos salir de la rueda de réplica, será importante y hondo hoy.

Arrancamos el día con la intensa Luna que ingresa en Escorpio. Marca el tono de luto y el tono de muerte. El comienzo del día es propicio para bajar a nuestro inframundo personal, para allí sentir, ver, tocar, darnos cuenta. Luego, con el correr de las horas, la Luna pasará a Sagitario, coincidiendo con la ascención.

El Viernes Santo y la crucifixión del Maestro Jesús puede también relacionarse metafóricamente con nuestras vidas: ¿Qué es lo que aún te crucifica? Porque estar crucificado es estar clavado, inmóvil, anulado de movilidad.

Acorde con las vivencias de Jesús, su pasión y muerte, tan simbólicas, cada cual lleva una Cruz, una cruz que debemos soltar. A veces nos familiarizamos tanto con las “cruces” que cargamos que nos encariñamos con ellas. Pero en algún momento simplemente hay que dejar morir esas partes nuestras que ya no son, que ya no suman.

Son días con carga Plutoniana y Escorpiana, fase de culminación y cambios profundos. Tomémonos estos días para reflexionar, para nutrirnos, para meditar. Cambiar la mente, las creencias limitantes. Dejar morir esos patrones castradores. Iluminarnos

Muchas veces nuestra mente nos crucifica, nos anula… El “no puedo”. Y luego está el entorno, al cual culpamos. “No hago esto porque mi marido no me deja”. “Mi trabajo no me lo permite”. “Mi economía no me lo permite”. “Soy solo, el amor no es para mí”.

¿Cuántos clavos nos anulan? Pero… ¿No será que ya nos resignamos? Porque mientras hay vida, hay cambio. Si te quedás clavado en tu cruz, morirás lentamente. Detectá y arrancá, usando tu brillante fuerza de voluntad.

Quedarnos boicoteados y saboteados en la cruz puede ser cómodo. Ya que desde ese lugar soy víctima, no cambio, no crezco y, seguramente, culpo a los demás. Pero hacer que esta encarnación cuente depende de vos. Sos enorme, y el clavo tan pequeño…

 

Por Julieta Suarez Valente. Astróloga y tarotista. Creadora y Directora Ejecutiva en MultiEspacio Evolutivo Colegiales.