A medida que las personas crecen surgen nuevas amistades, se cultivan viejas y también se pierden muchas relaciones sin saber exactamente por qué. Es decir que ocurre el famoso ghosting. Que un amigo deje de hablar con otro y desaparezca sin dar una explicación puede resultar doloroso por la historia y los momentos compartidos entre ambas personas.
La incertidumbre, algo característico del ghosting, es lo que más atormenta a las personas que viven este tipo de experiencia. Y, naturalmente, las explicaciones se centran en las propias acciones; es decir en lo que se hizo, lo que se dijo o no dijo y demás especulaciones.
Y es que el ghosting entre amigos suele darse de manera progresiva. No se percibe la falta de contacto hasta que es demasiado tarde. Como consecuencia, se pierde una amistad sin entender cómo ocurrió.
Los intentos desesperados por darle sentido a este rechazo virtual impactan emocionalmente y pueden dejar secuelas. “Los cerebros humanos han evolucionado para asumir lo peor: se conoce como sesgo de negatividad”, explica la escritora y periodista estadounidense Anneli Rufus, en el sitio web Psychology Today.
La autora agrega que, además de la culpa, este tipo de trato puede generar inseguridades. “Nos hace sentir como criminales. La culpa remueve nuestro dolor. Al igual que la vergüenza por haber sido demasiado densos o ajenos para prevenir lo que salió mal. También es miedo a morir sin amigos”, comenta Rufus en su escrito.
Pero la realidad es que surgen varios motivos por los que un amigo corta total comunicación con otro. Te contamos algunas de las razones, según la visión de esta escritora.
El día a día del colegio, la universidad o el trabajo ayuda a mantener una amistad. Compartir un espacio y una rutina da cercanía y continuidad a la relación. Pero las vivencias e imprevistos cambian a una persona. Surgen nuevos intereses, etapas, amistades que llevan a que la amistad se diluya hasta desvanecerse.
“Queremos respuestas, pero también desesperadamente no. Preguntándonos por qué nos han dejado, ¿dirían que hemos cambiado?”, pregunta Rufus en su escrito. La autora también indaga si acaso es al revés: “Tal vez no hemos cambiado, pero ellos sí, abrazando nuevas pasiones lejos de las nuestras. Tal vez nos han superado. Tal vez somos el qué/dónde/cómo que ellos han dejado de querer ser”.
Así, la amistad termina, aunque eso no significa que es para siempre ni que la culpa es de alguien. Son caminos que se dan, mutan y que, eventualmente, pueden reconectarse.
Vivir un momento traumático o angustiante puede ser una razón por la que una persona abandona toda comunicación con sus contactos cercanos. Simplemente se trata de un cambio en las prioridades. Y es que aquel amigo puede estar tan absorto en aquel problema que enfrenta que se olvida de que cuenta con varias personas que pueden apoyarlo.
También puede tratarse de algo demasiado personal que es difícil compartir, incluso con amigos. Así lo comenta Rufus: “Luchando por los puntos de apoyo, nos preguntamos: ¿está en circunstancias demasiado tristes o aterradoras para compartir, incluso conmigo?”.
Una simple explicación es no tener suficiente tiempo ni para comunicarse. Las responsabilidades diarias pueden resultar abrumadoras para muchos. Tanto que el amigo termina cansado, sin ganas más que para dormir.
“Tal vez está ocupado, abrumado en casa/escuela/trabajo, sin tiempo libre”, especula la autora en su escrito. La idea de no tener tiempo libre ni para los amigos tal vez duela, pero un mensaje de apoyo o un saludo puede levantar el ánimo de ambas personas.
Con estas razones Rufus expresa la pena de este tipo de rechazo moderno: “Llorar por alguien que amamos y luego perdimos, sufrimos negación y desesperación. Pero esta persona no murió, en realidad. Se fueron, “murieron” para nosotros, mientras se mantiene visiblemente vivo para los demás. ¿Por qué?”.
El ghosting sin dudas es confuso y triste, pero no es necesariamente un ataque personal. Los amigos no siempre conocen lo que ocurre en la vida del otro, y aquello que le sucede no tiene por qué vincularse con uno.
Al final, la forma de vencer la incertidumbre del ghosting es la comunicación. De esa forma, si no se puede recomponer la cercanía de la relación, al menos se conocen las razones.
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