El libro se llama “30 millones de palabras: Construyendo el cerebro del niño” y es un éxito de ventas en Estados Unidos. Escrito por Dana Suskind, médica cirujana y especialista en el tema de la Universidad de Chicago, asegura que la exposición a un lenguaje abundante durante los primeros tres años de vida no solo es crucial para la capacidad de pronunciar palabras largas sino, también, para nuestro desarrollo integral y el éxito en general.
Siskind sostiene “que nuestros logros están determinados, en buena medida, por el medio social y económico en que nacemos”. Sin rodeos, asegura que un niño nacido en un lugar humilde escuchará 30 millones de palabras menos en los primeros tres años de vida que otro nacido en una ciudad y una familia acaudalada.
En el libro, la brecha de 30 millones de palabras es solo una metáfora de la riqueza del lenguaje y de la importancia de los ambientes en los primeros años de vida. Allí comparte cuatro consejos para los padres, que, dice, pueden marcar una gran diferencia en el desarrollo del cerebro infantil: armonizar, hablar más, tomar turnos y apagar la tecnología.
- Armonizar significa que cuando estés cambiando el pañal de tu hijo, salgan de compras o vayan al centro en autobús, te muestres interesada en cualquier cosa que despierte el interés del niño.
- Hablar más es justo eso: hablar más, usar un lenguaje más rico, narrar a tu hijo lo que ocurre en el día.
- Tomar turnos es lo más importante. Significa que debes considerar a tu hijo como un compañero de conversación, desde el primer momento. Muchos padres no se dan cuenta de que pueden conversar con un recién nacido. Sin embargo, los bebés nacen listos para aprender y responden con cada ruido y eructo, incluso antes de usar su primera palabra.
- Apagar la tecnología. Llámese televisión, iPhone o iPad, hay tecnología en todas partes. Necesitamos aprender a vivir con la tecnología y entender que el cerebro del bebé necesita interacciones humanas reales, en vivo. Por desgracia, no existen sustitutos ni fórmulas, como las hay para la leche materna, así que solo podemos hacer nuestro mejor esfuerzo para limitar la tecnología e interactuar con nuestros hijos.
La especialista explica que los bebés no aprenden con la televisión o los videos. “La interacción, lo que llamamos “respuesta contingente” –cuando respondemos a las señales del bebé-, es lo que permite que aprendan cosas. El cerebro siempre está desarrollándose, evolucionando. Sin embargo, no hay un período en el que el desarrollo cerebral sea tan intenso como al principio, sobre todo en términos de destrezas cognitivas. Si queremos prevenir en vez de remediar, necesitamos enfocarnos en esa etapa. Eso no significa que debamos enfocarnos en los niños de cero a tres años y olvidarnos de los demás. Pero si descuidamos a los de cero a tres, después será muy difícil cerrar la brecha”.
El lenguaje es súper importante en el desarrollo integral. No solo incrementa el Coeficiente Intelectual y la capacidad cognitiva. Hace crecer los distintos aspectos del individuo, como nuestra destreza para las matemáticas, nuestra percepción espacial, nuestra capacidad para perseverar frente a los desafíos, o nuestra autorregulación.
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