Tu hijo mira porno y vos no sabés: brillante campaña en Nueva Zelanda

Una campaña del gobierno de Nueva Zelanda usa anuncios en clave de humor para proteger a los jóvenes fomentando el diálogo con sus padres.
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Lo sabemos todos: Internet es un arma de doble filo. Tiene infinitas bondades pero también algunos riesgos, sobre todo en el caso de los niños y adolescentes. Pornografía, grooming, ciberbullying, adicciones. Según los expertos, los padres y madres que subestimen esos riesgos tienen un problema; y, quienes piensen que sus menores no ven porno en sus dispositivos o que jamás lo han hecho, o que jamás hablan con desconocidos, también. Hay que asumirlo y enfrentarlo: ser realistas y, desde allí, acompañar, proteger y prevenir.

A eso apunta una brillante campaña del gobierno de Nueva Zelanda, llamada “Keep it real online”, una caja de recursos dirigida principalmente a las familias con foco en tres temas específicos: cyberbullying o acoso en la red, pornografía y grooming (abuso a través de Internet).

El objetivo de Keep it Real Online fue hacer llegar mensajes claros y concisos tanto a padres como cuidadores, alertándonos sobre la realidad a la que se exponen día a día los menores de edad

La campaña apunta a concientizar y facilitar herramientas para cuidarlos mejor y mantenerlos seguros.

 

El Gobierno de Nueva Zelanda recuerda que internet ofrece “muchos beneficios para niños y adolescentes, pero también pueden ser blanco de delitos y explotación”. Por ello, subraya, “es importante educar a los niños y ayudarlos a desarrollar habilidades de seguridad online para que puedan navegar por internet de una manera segura, feliz y saludable”.

Uno de los proyectos de dicha iniciativa que más impacto está generando tiene que ver con la pornografía: en el video, dos actores porno llegan desnudos a una casa. Llaman y les abre la madre, recién duchada y con la taza de café en la mano. “Hola, soy Sue y él es Derek”, dice la actriz. “Estamos aquí porque tu hijo acaba de vernos por internet. Ya sabes, él nos ve”, continúa la joven. La madre, que no entiende muy bien qué pasa, ante tantas explicaciones llama a su hijo: “Matt, cariño, aquí hay dos personas que quieren verte”, dice y, dirigiéndose a la pareja: “Así que, ¿él los ve?”.

 

“Sí”, responde la actriz porno. “Ya sabés, en su portátil, iPad, PlayStation, desde su teléfono, desde tu teléfono, en su Smart TV”, continúan los actores ante la incredulidad de la mujer. “Nosotros hacemos películas para adultos pero su hijo es un niño -dice-. Podría no saber cómo funcionan realmente las relaciones personales. Nosotros ni siquiera hablamos de consentimiento, ¿verdad? Solo nos ponemos manos a la obra”. Y el actor porno agrega: “Sí. Pero nunca actuaría así en la vida real”.

En ese momento, Matt, aparece con el portátil en una de sus manos y el plato con su desayuno en la otra. “Hola Matty, te veo bien”, saluda la actriz cariñosamente al pequeño. Él se queda petrificado y se le cae el plato al suelo.

 

La madre respira y se habla a sí misma: “Sandra, calma. Sabes lo que tienes que hacer”. Y se dirige a su hijo: “Muy bien Matty. Es hora de que hablemos sobre las diferencias que hay entre lo que ves en internet y cómo son de verdad las relaciones personales”.

La campaña termina recordando: “Muchos menores utilizan el porno para aprender cosas del sexo”.

Riesgos a los que se enfrentan los menores en Internet

  • Material inapropiado: exposición a material de naturaleza sexual o violenta que puede causar angustia emocional y fisiológica significativa.
  • Pornografía: ya sea de manera intencionada o involuntaria, este tipo de contenidos no es adecuado para los niños.
  • Grooming: se trata de una práctica muy común por la que un adulto se hace pasar por un menor para establecer una relación con el niño o niña con fines sexuales. En algunos casos, los pedófilos usan plataformas online para ganarse la confianza de los menores.
  • Ciberbullying: se trata del ciberacoso, es decir, cuando un menor es acosado por otro. La víctima recibe mensajes, imágenes o vídeos abusivos o hirientes con el objetivo de ser excluido o humillado por sus compañeros. Esto puede conducir a sentimientos de vulnerabilidad, aislamiento, depresión y ansiedad.

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